«Al desnaturalizar fenómenos propios de la era digital (…) se destapa un horror adyacente a la digitalidad, que no responde a las fantasías apocalípticas de la ciencia ficción, sino más bien a la inquietud que nos genera desconocer qué existe al otro lado de la pantalla», escribe Rayén Díaz, estudiante de Teoría e Historia del Arte de la U. de Chile.
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