El anuncio de la venta del edificio de Televisión Nacional por US$90 millones puso en evidencia las pérdidas económicas y un historial de malas administraciones. ¿Hay que refundar el canal o volver a legislar para que sobreviva? Acá se desarrolla una serie de reflexiones, críticas y propuestas. Conversamos con Nivia Palma, integrante del directorio; Jaime de Aguirre, ex director ejecutivo; Luis Breull, experto en comunicación; Manuela Gumucio, directora de Fucatel; y Pedro Chaskel, director del sindicato 2 de TVN.
Por Javier García Bustos
“Crisis golpea a TVN”, “Venta edificio TVN” y “TVN busca vender edificio corporativo” fueron sólo algunos de los titulares que se reprodujeron en la prensa luego de que el pasado 15 de junio comenzara a circular el aviso de la consultora inmobiliaria Colliers International ante la venta de las dependencias de Bellavista 0990. Creados en 1969, los primeros estudios de Televisión Nacional de Chile (TVN) estaban ubicados en una casa arrendada a la familia del poeta Vicente Huidobro, en la esquina de Alameda con San Martín. Un año después, en agosto de 1970, ya se inauguraban sus estudios definitivos en Providencia.
En aquel lugar, en el año 2000 se construyó el edificio corporativo. Una gran estructura con cuatro edificios emplazados en tres niveles superiores y dos subterráneos. Allí operan 10 estudios de televisión, oficinas, redacción de prensa y almacenaje de archivos. El recinto tiene un total de 57.500 metros cuadrados construidos sobre 27.200 metros cuadrados de terreno.
El aviso de venta de la consultora inmobiliaria señala que “se permiten edificaciones residenciales, edificaciones de servicio y salud pública”. El valor de referencia es de US$90 millones ($72 mil millones) y la recepción de las ofertas será hasta septiembre.
¿Es el fin de la televisión pública la venta del edificio de TVN? ¿Qué viene después para un medio de comunicación histórico y su patrimonio?
Según Pedro Chaskel, director del sindicato 2 de TVN, desde agosto de 2019 hasta ahora se han producido, aproximadamente, 160 despidos. El dirigente, quien trabaja desde 1993 en el canal, entrega otro dato: de una planta original de 1.400 personas, actualmente quedan menos de la mitad, 650 trabajadores.
Nivia Palma, abogada y actual integrante del directorio del canal, cree que los años 90 e inicios del 2000 fueron, desde el punto de vista económico, buenos años para TVN. “Fue un medio de comunicación que intentó contribuir al reconocimiento y valoración de la diversidad y pluralismo. Reportajes relevantes en materia de violaciones a los derechos humanos fueron realizados por TVN, emblemáticos programas como El Mirador y Patiperros fueron parte de su programación; sin duda, también Informe Especial. Por su parte, el área dramática hizo un aporte para instalar diversas realidades”, señala.
Pero en los últimos años la situación económica del canal ha ido en declive. Televisión Nacional posee un esquema de autofinanciamiento, que por ley no puede recibir fondos del Estado. Esta ley es la 19.132, decretada en marzo de 1992, tras el regreso de la democracia. En los últimos años, los números rojos fueron categóricos y lapidarios. En abril pasado el Diario Financiero informó que el canal obtuvo un crédito con el banco BCI por $48.500 millones. Esto, luego de que las pérdidas en 2018 ascendieran a $12.182 millones.
Ante estos números negativos, Nivia Palma reflexiona: “Las transformaciones de la industria televisiva y el mercado publicitario de la última década pusieron en evidencia de manera dramática el problema estructural de TVN: una empresa pública de medios de comunicación sometida a las reglas del mercado, obligada a autofinanciarse. En ese contexto, con una programación más bien pensada con el propósito de obtener publicidad y claramente poniendo en serio cuestionamiento su rol público, TVN enfrenta una de sus mayores crisis desde el punto de vista económico y financiero”.
Cargos políticos y desafíos
El mejor antecedente para el canal, en términos creativos y de dividendos, fue la década del 90 y los primeros años del 2000. En la estación de Bellavista 0990 destacaron teleseries realizadas en regiones como Sucupira, La Fiera, Romané, Pampa Ilusión, El circo de las Montini y programas infantiles como 31 Minutos. También estaba de lunes a viernes el matinal Buenos Días a Todos.
Sobre la evolución de los medios de comunicación, de los buenos a los malos años, habla Jaime de Aguirre, ex director ejecutivo del canal: “los tiempos cambian y el éxito sostenido no fue acompañado por una visión más lúcida de los nuevos tiempos. Grandes avances tecnológicos, profundos cambios sociales, más competencia de nuevas plataformas digitales, nuevas tendencias en los hábitos de visionado han afectado a toda la industria de los medios y no sólo a TVN, desatando una crisis general de la TV”, opina De Aguirre.
Pero, definitivamente, en los últimos años la audiencia no favoreció a TVN. Ya en diciembre de 2015 hay antecedentes de pérdidas por sobre $23 mil millones. En mayo de 2016, la administración de la presidenta Michelle Bachelet envió un proyecto de ley al Congreso buscando inyectar fondos por US$75 millones. Ese mismo año, la presidenta habló públicamente de un proyecto de recapitalización que implicaba una amplia programación cultural. Esto se materializó en 2018 con la ley 21.085 que modifica la ley de TVN y que permitió implementar la televisión digital. Pero no mucho más. Se habló, en los años posteriores, de convertir a Televisión Nacional en una especie de BBC, servicio público de radio y televisión del Reino Unido.
Jaime de Aguirre, quien fue director ejecutivo del canal hasta diciembre de 2018, cree que el futuro de la estación debería ser “como un medio multiplataforma relevante”. De Aguirre opina que “por cierto, todo parte por la voluntad del dueño, el Estado, de que TVN exista y se fortalezca, particularmente ahora, en tiempos en que las comunicaciones se han vuelto una herramienta poderosa para ser utilizada en defensa de la vida en democracia. Se requiere un dueño convencido de que no basta llegar a fin de año ‘en azul’, sino que sea capaz de elaborar un plan estratégico sofisticado, sin olvidar que el principal objetivo de este proyecto es producir y distribuir contenidos que contribuyan a un Chile más informado y reflexivo”, agrega quien también, a inicio de los 90, fue director de programación de TVN.
Sin embargo, hay voces que opinan distinto ante la crisis que vive actualmente el canal. Por ejemplo, Luis Breull, experto en análisis de comunicación y académico de la Universidad Católica, cree que “A TVN hay que refundarla, porque es un canal que se dejó morir, se dilapidó el patrimonio público, el que fue muy poco cuidado, sobre todo en las gestiones de la última década y, principalmente, en los últimos cinco años, donde TVN estaba reducido a ser un cazador de rating”.
El especialista insiste en la necesidad de hacer una nueva legislación, “pero no para salvar a TVN, sino para construir y robustecer un sistema de medios públicos en Chile, que realmente responda a la ciudadanía y que le interese fortalecer a la democracia. Y no discutir, legislativamente, de cómo salvamos a la actual TVN, este TVN ya está superado por la historia. Hay que discutir una ley con plataformas de medios públicos, que permita que el Estado opere en radio y televisión, como generador de contenidos multimedia”, añade Breull.
En tanto, otra opinión apela al financiamiento para el canal por parte del Estado. Manuela Gumucio, directora general del Observatorio de Medios Fucatel, comenta que “muchos ejecutivos confunden un medio de comunicación con una carnicería. No quieren aceptar que no hay democracia real sin una opinión formada libremente, en conocimiento de diversas maneras de ver el mismo problema. Los dividendos y ganancias de una TV pública no se miden en pesos. Y para decirlo rápidamente, creo que es necesario financiar parcialmente ese canal”.
La periodista y doctora en sociología cree que “somos un país secuestrado, no tenemos acceso a saber del Líbano, de Palestina, de filosofía, de grandes artistas. Es indispensable, por ejemplo, tener documentales”, agrega Manuela Gumucio y termina diciendo que “lo grave es que, desde hace años, nadie reconoce a esta señal como un canal público, en el sentido de ser un espacio de contrapeso al concierto bastante uniforme de la TV comercial, tanto desde el punto de vista político, de la diversidad de ideas, como del estético y creativo”.
Uno de los motivos de que TVN no se diferencie de otras señales podría ser su complejo funcionamiento interno. Al presidente del directorio lo designa el presidente de la República de turno. En el Congreso se votan los otros integrantes. Hoy su directorio lo encabeza la economista Ana Holuigue y su vicepresidenta es la exministra de Educación, Adriana Delpiano, quien dijo no estar disponible para este reportaje. Además, el directorio lo conforman el abogado Gonzalo Cordero, la periodista y Premio Nacional Pilar Vergara, la abogada Nivia Palma y la exministra del Deporte Pauline Kantor.
Para el académico Luis Breull, estas designaciones políticas son un conflicto. “Es ahí donde el discurso público se empieza a derruir y también se empieza a constituir una casta de administradores de TVN venidos de cargos políticos. Así se fue constituyendo una cultura de apropiación del canal por parte de cinco partidos políticos: el directorio le pertenece al PPD, a la DC, al PS, a RN y a la UDI, sea quien gobierne, y esto es nefasto. Esto produce un control editorial y no justamente en pro de un debate democrático”, añade.
El futuro y el financiamiento
“Este es un proceso de liquidación de activos que se dan en las empresas cuando están a punto de quebrar y que venden lo último que les queda para poder salvar las deudas”, dice Luis Breull sobre la puesta en venta del edificio de TVN desde mediados de junio.
Mientras, Pedro Chaskel, director del sindicato 2 del canal, entrega más datos y cuenta que desde el año pasado había intenciones claras de “arrendar o vender parte del edificio” y señala que a nivel de directorio “esto se manejaba desde enero”. Hay otro dato: desde inicios de este año los pisos -3 y -4 de los estacionamientos del canal son arrendados a la Clínica Santa María.
El pasado 25 de junio, el directorio de TVN fue citado a una sesión de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Pedro Chaskel escuchó parte de los argumentos del directorio. “Incluso creyendo toda la argumentación que ha dado el directorio, quienes descartan la privatización, lo que se desprende de su discurso es que la situación es tan, pero tan mala, que sólo vendiendo los inmuebles es viable que siga existiendo una empresa que se llama TVN”, comenta Chaskel y cree que el problema de fondo es “la viabilidad futura de TVN. La venta del edificio sólo va a resolver un problema de supervivencia a corto plazo. Pero lo importante es que debería haber una nueva estructura legal para funcionar”.
Así es como el dirigente de los trabajadores cree que es urgente legislar nuevamente. “Una nueva ley tiene que hacerse cargo de cómo se financia TVN, de los cambios que se hacen tanto en la composición del directorio como en la elección de las autoridades para que haya mayor profesionalismo y no siga este cuoteo político en el que llevamos tanto tiempo”, señala.
De alguna manera, Nivia Palma, actual integrante del directorio del canal, apunta en la misma dirección. “Esta crisis debe enfrentarse de manera estructural con una nueva ley de TVN que aborde el financiamiento del Estado, pues se trata de una institución estratégica para el país, y además se debe definir un nuevo gobierno corporativo, que supere el binominalismo y dote a TVN de la capacidad real para llevar adelante la gestión y creación de un conjunto de medios de comunicación”, dice Palma y resume: “Es completamente improcedente sostener una empresa pública de televisión que debe autofinanciarse; allí está, a mi juicio, la cuestión de fondo. TVN le pertenece a Chile, no a los gobiernos, tampoco a un grupo de empresarios o a un grupo de la élite”.