Las ocho muertes de Romario Veloz

Lo que leerán es parte de una entrevista realizada a Mery Cortez y Eric Villalobos, madre y padre de Romario Veloz, joven de 26 años asesinado durante acciones militares realizadas contra personas que se manifestaban en la ciudad de La Serena el día 20 de octubre de 2019. A casi un año de la muerte de su hijo, exigen justicia y señalan que hoy existe un pacto de silencio en torno a su muerte.

Por Constanza Ambiado

Lo que relatan Mery Cortez y Eric Villalobos, madre y padre de Romario Veloz, deja ver que a su hijo lo siguen asesinando las palabras indolentes de las autoridades, las risas y las mofas de militares con los cuales se encuentran en la calle, los hostigamientos frecuentes, las amenazas escritas y verbales y las tres veces que han quemado el memorial de Romario, así como la larga espera por la justicia. La madre acusa que la han intentado detener, pero advierte que a pesar de esta persecución continuará su lucha por encontrar a los responsables y evitar que militares sueltos en la calle vuelvan a matar.

No fue una, sino ocho las muertes que ha tenido Romario Veloz y que develan las distintas formas en que el racismo se expresa en las instituciones y la vida cotidiana, a partir de las palabras, gestos y acciones de sus autoridades y funcionarios, pero también en la indiferencia y mordacidad de las redes sociales, así como en las históricas formas de hostigamiento de agrupaciones civiles nacionalistas.

A continuación, sus padres relatan las sucesivas muertes de su hijo y todas las luchas que la familia ha dado para obtener justicia.

Mery Cortez y Eric Villalobos, madre y padre de Romario Veloz.

1. El disparo: “Iba con las manos en los bolsillos”

¿Qué es lo que quisieran decir sobre su hijo Romario?

Mery: Es padre de una nena de 5 años, es hijo de Eric Villalobos y Mery Cortez, un joven estudiante de Ingeniería Civil en Inacap, cantante de hip hop, amante del free style y hermano de Julián Veloz. Solo tengo dos hijos. Un día salió a las marchas, el 20 de octubre del 2019, me dijo que iba estar una hora y así fue, en una hora a mi hijo le quitaron la vida.

Se presume que un militar percutó el disparo, todavía no hemos tenido justicia a pesar de que yo he tenido hartos medios de comunicación para difundir la noticia. Aun así, no hemos tenido nada de justicia para Romario. Queda menos de un mes para que se cumpla el año de la partida de mi hijo y todavía no aparece quién fue el que percutó el disparo.

Yo acuso de racismo porque si bien es cierto que estaba manifestándose por sus derechos, por un Chile digno y en plena democracia, cuando mi hijo cayó primero hubo otro caído, el señor Rolando Robledo, a él le dispararon en su guatita. Luego, después, vino (pausa) Romario Veloz. Cuando le pasó, una vez caído Rolando Robledo, siguió Romario. ¿Por qué a él no le hicieron lo mismo? ¿Por qué, no sé, no le dispararon en un brazo, una pierna o también en su guatita? Yo estaría ahorita viendo a mi hijo con vida, cuidándolo, pero no, el caso de mi hijo fue muy diferente.

Romario iba con las manos en los bolsillos. No lo digo yo, lo dicen los videos. Iba con las manos en los bolsillos cuando pasó esto. Te creo si iba tirando una piedra en defensa propia, pero mi hijo no, pasó caminando con las manos en los bolsillos. Y yo le agradezco tanto a la persona que estaba grabando en ese momento, que yo creo que ni él mismo se esperó grabar ese momento porque él estaba grabando en general y de pronto mi hijo pasó con las manos en los bolsillos. Y así mi hijo se fue, con las manos en los bolsillos.

Entonces, no había ni un motivo, por eso yo me quedé seca después de pedir justicia para mi hijo, pero yo voy a morir en mi ley porque a mi hijo me lo quitaron, porque como era el único negro que estaba en la fila, para aquel asesino mi hijo fue un blanco fácil. El disparo fue letal, tan letal, que cuando le fui a preguntar al doctor si mi hijo había sufrido, él me dijo “señora, el disparo fue tan certero que no había más nada que hacer. A él lo tiraron a matar, a él le querían hacer un daño, a él le tiraron a matar”. Dígame usted cómo yo no voy a creer que fue porque él era el único negro. Le juro, si mañana me tengo que morir, aún después de muerta voy a insistir en que a mi hijo me lo quitaron porque era el único negro.

Eric: A lo mejor mi hijo por ser extranjero, por ser negro como dice la mamá de Romario. O en verdad será tan grave que lo hayan asesinado los militares y no lo quieran decir, a lo mejor están tapando todo el tema por no aceptar que ellos metieron la pata a fondo, no solo los militares, el gobierno que dio la orden de sacar a los militares, el general Morales, que era el que estaba a cargo de esta zona de Coquimbo y que dio la orden y de ahí para abajo los subalternos que hayan dado la orden de disparar, pero sí notoriamente vemos que hay una gran diferencia entre lo que pudieron haber hecho los militares con un mismo compatriota chileno – yo soy chileno-, y cómo fue con Romario. Y acá mismo en la zona, por lo que nos han contado, el caso de Kevin [Gómez] que también lo mataron militares, fue un poco más rápido porque el militar se entregó, había uno solo que disparó, había cámaras y fue más rápido identificarlo, pero aun así ese caso todavía está en investigación. A diferencia del caso nuestro, y el de César [Mallea] y Rolando, no hay ningún culpable o nadie identificado que pudo haber disparado, por eso es que pensamos que hay mucha indiferencia y discriminación con el tema. A lo mejor por ser extranjero pensarán que es un caso que no le incumbe mucho al gobierno chileno, pero debería ser igual.

2. El cuerpo: “No me llamó ni el hospital”

Romario Veloz.

Mery: Dígame usted una cosa más, cómo no voy a pensar yo que no hay discriminación racial, si no hubiese sido por las redes sociales tampoco me habría enterado de que a mi hijo le había pasado eso ahí. Tampoco me habría enterado porque a mí no me llamó Carabineros, no me llamó la PDI, no me llamó ni el hospital. Uno, el hospital está en la obligación de llamar al familiar del paciente, no fue mi caso. Dos, las pertenencias de mi hijo -mi hijo anda con un bolsito donde llevaba otra muda de ropa y otro par de zapatillas- y la ropa de mi hijo se perdió, incluso la que cargaba puesta. Mire usted, cómo no voy a acusar yo eso. Incluso la que llevaba puesta se perdió.

Fui al hospital a buscar la ropa de mi hijo y la jefa de turno me dijo “señora, la ropa nosotros no la cogemos, se la pasamos a las paramédicas. Y las paramédicas son las encargadas de entregarle la ropa al familiar del paciente”. Y entonces ¿qué pasó en mi caso? Ella es doctora, no va a estar pendiente de la ropa del paciente sino de salvarle la vida. Aunque mi hijo ya había llegado muerto. El doctor me dijo, “señora, si usted lo que me vino a preguntar es si su hijo sufrió, puede estar tranquila, su hijo no sufrió”. Y aun ya habiendo un caído, un muerto y ya después le disparan a otro, ¿la intención cuál era? La diferencia entre los blancos y el negrito, es que a los otros no les tiraron a matar. Esa es la diferencia.

3. Las redes sociales: “Bien que lo mataron”

Mery: Le voy a ser bien sincera respecto a las redes sociales, yo no las veo. No me meto por sanidad mental. Yo de verdad que no me meto porque no me gusta, vi un comentario -porque sí cuando empezó yo me metía-, imagínese: “Bien que lo mataron a ese negro, quien lo manda a andar saqueando el mall”. Y yo insisto a todas partes que voy, que no sé qué les da de andar diciendo que a mi hijo le quitaron la vida en el mall. A mi hijo no le quitaron la vida en el mall, se la quitaron en el terminal de buses, al lado del monumento de la señora Gabriela Mistral. Para llegar al mall hay 180-200 metros, entonces no entiendo por qué asocian eso ahí. Cuando a mí me dijeron “Romario cayó frente al mall, donde están los estacionamientos”, dije, ¿y qué estaba haciendo mi hijo ahí? Pero después no, vi los videos y mi hijo nunca estuvo ahí.

Y aunque han sido crueles, al mismo tiempo si no es por las redes sociales, yo no me entero. Les agradezco porque de no haber existido las redes sociales, me habrían hecho lo mismo que hicieron en el 73, cuando yo nací, que hubo muchos desaparecidos. Y como no había cámaras, no había evidencias, quedó impune todo. La diferencia entre el 73 y ahora, que estamos en democracia, es que están las redes sociales y hoy en día hasta un niño es camarógrafo con los teléfonos inteligentes.

4. Las risas y mofas: “Vaya a buscar justicia a su país”

Mery: Antes que todo, para mí es muy doloroso salir y por eso evito salir a las calles porque resulta que los militares son los que están revisando el salvoconducto. Entonces, cada vez que los veo, me llega el recuerdo y les digo “Justicia para Romario”, frente a lo que ellos no estuvieron de acuerdo y me mandaron de retorno para mi país, me dijeron que vaya a buscar justicia a mi país, que acá estábamos en Chile y yo tenía que respetar, a lo cual yo le dije que no me podía ir porque a mi hijo me lo quitaron en Chile y no tenía nada que ir a buscar a mi país. Nosotros vivimos hace 18 años acá en Chile, mi hijo se creía antofagastino, por eso lo fuimos a enterrar a Antofagasta, y coincidió que llegó el Coronavirus y no he podido ir a ver a mi guagua, no he podido llevarle unas flores, no he podido hacerle una limpieza como él se lo merece, como él era, un joven hermoso y lleno de vida.

Romario y su madre, Mery Cortez.

Entonces, cómo no voy a decir yo que hay discriminación racial. Discriminación racial hay, sí o sí. El solo hecho de que los propios militares me hayan mandado a buscar justicia a mi país, eso ya es feo. Con qué derecho me mandan allá a buscar justicia si aquí fue donde pasó aquello. Entonces no, créame que no logro entender. Tal como le dije al ministro Desbordes, “explíqueme con punto y coma para que yo pueda entender, porque hasta el momento no logro entender nada”.

Eric: Una vez íbamos pasando y le dijimos a un militar: “Justicia para Romario” y los tipos se reían, te saludaban como que te hacían muecas con la mano y se reían en tu cara y yo sé que no fue todo el Ejército, fueron algunos, pero no sé, si los otros, si alguien del Ejército me dijera “disculpa por lo que pasó, disculpa yo no fui o nosotros no fuimos, pero igual te pido disculpas o te pedimos disculpas”, sería más de hombre que hicieran eso, que reírse y mofarse. O simplemente decir “saben que, no fuimos nosotros, averigüen bien”. Serían mucho mejor esas cosas.

5. La pensión de gracia: “Tiene manos para trabajar”

Mery: Y, aun así, enviándole una carta al Gobierno diciéndole quién se iba a hacer cargo de mi nieta, siendo que mi hijo era el sustento de ella y de Francesca, la mamá de mi nieta, me respondieron que no, que yo tenía manos para trabajar y Francesca también podía trabajar. Lo encontré insólito, inhumano, porque, una ¿cómo nos mandan a trabajar en la situación en la que estamos? Dos, por la pandemia hay mucha cesantía y con la cesantía la caída de la economía, entonces yo no sé para dónde el caballero quiere que nos vayamos a trabajar. Lo encontré lo más inhumano, por no decir otra cosa, que nos mande a trabajar siendo que estamos mal de adentro.

6. La confianza: “Cómo vamos a iniciar un sumario”

Mery: Si es por mí, tengo una explosión de emociones y no sé cómo explicarme, por eso cuando estuve con el ministro Mario Desbordes le dije que me explicara por qué no se ha hecho un sumario en el regimiento siendo que ya casi ha pasado un año y no tengo respuesta. La respuesta del representante del Ejército fue “ya hemos tomado declaraciones a 14 personas”, a lo cual yo le respondí que eso no era una respuesta coherente, eso no se le dice a una madre. Cómo me viene a decir que les han tomado declaraciones a 14 personas, siendo que habían como 50 militares ahí. Y no pude terminar mi relato porque la verdad rompí en llanto, esto me descolocó, me superó la respuesta de este caballero. Así de fácil y sencillo.

Y a Desbordes yo le dije “no puedo confiar en los militares, porque salgo a la calle y son ellos mismos que están en las calles” y dijo el Desbordes, “bueno, si la señora Mery no cree en los militares, cómo vamos a iniciar un sumario”. Imagínese la tontera.

Se lo juro, eso me dijo con todas sus letras y debe estar grabado en algún lugar, porque eso fue en plena Cámara de Diputados. Esa fue la respuesta que me dio, pero que él ni crea que yo me voy a quedar así, porque yo soy lo más necia que hay en este mundo, yo no doy mi brazo a torcer. A mí me están dando, yo sigo caminando. Yo, por mis hijos. Esperé bastante, les di su tiempo para que hicieran algo y ya cuando vi que llegamos a los nueve meses y no pasaba nada, ahora sí, me tiro a las calles.

Eric: El ministro piensa que uno anda desconfiando de lo que andan haciendo, pero es que, ¿quién me dice que el tipo que me está controlando a mí o el que está a cargo de un grupo que está en el control no es la persona que estuvo a cargo cuando mataron a mi hijo? Y es desconfianza en ese sentido, porque yo no puedo confiar que, estando acá mismo en Serena, que Mery, que ha estado siempre al frente, o el hermano de Romario, ¿quién me dice a mí que los militares no tomen represalia y puedan hacerle algo o tratarla mal u hostigarla? ¿Quién me dice a mí que no va a pasar eso? En ese sentido hay un miedo, hay un temor muy grande.

Y lo otro es que hay temor por cómo ha sido la historia. Yo en carne propia no viví todo lo que pasó el 73 -en ese tiempo recién había nacido-, pero con lo que se ha sabido quién dice que con el tiempo las cosas no se tapan, así como han mentido y ocultado mucho antes. Ahí es cuando me viene el miedo a mí de que realmente pueden seguir ocultando más cosas. Si ya andan hablando de que ellos no fueron, que están investigando, que han presentado todas las evidencias y sabemos que no ha sido así, ya uno se da cuenta de que están mintiendo. Quién me dice que no pueden seguir mintiendo o en su momento inventar algo para desviar el tema no más, para no hacerse responsables de lo que hicieron.

7. Pacto de silencio: “Esto es sin llorar”

Romario Veloz.

Mery: Hubo un diputado allí en la Cámara, no me acuerdo quién era, pero les dijo por qué están teniendo un pacto de silencio. Aquí hay un pacto de silencio, porque cómo a un año no se sabe nada todavía. Lo único que sabemos es que a Romario lo mató un militar, es lo único que sabemos, y que en ese momento el regimiento estaba comandado por el general Morales. Ellos no han permitido que ingresemos allí a periciar las armas. Si no hay un sumario, entonces cómo pueden investigar. No se puede, ellos no lo permiten. Y he ahí la interrogante como dijo el diputado: hay un pacto de silencio. Todos están sabiendo quien hizo ese daño, porque a mi hijo ya me lo mataron, ya OK, pero después- y miren la casualidad- yo fui al regimiento el 3 de diciembre a la hora del cambio de la guardia, a pedir hablar con el general Morales porque claro, como es primera vez que yo estoy en estas cosas, yo no sabía, yo pensé que estaba ahí y resulta que no, que él nada más vino, se mandó el condoro y se mandó a perder, y ahora está en Aysén, imagínese cómo está allá comandado otras tropas. No sé pues, póngase usted que a la gente le dé por recordar un año del estadillo social el 18 y les dé por salir a la calle, a este hombre ya no le tiembla la mano, va a volver a matar, a volver a mandar a los militares a la calle para que vuelvan a matar gente, créame que yo no quiero, porque sé cómo se sufre.

Volviendo atrás, fui el 3 a hablar con él y me dijeron que no estaba. Yo les dije quiero hablar con otra persona y no me querían dejar hablar con nadie, entonces les dije no hay problema, dígale que es Mery Cortez, la mamá del joven que mataron ellos en el estallido social. Y qué casualidad, ahí apareció, después de una hora que estuve yo esperando al sol. Ahí apareció el caballero para decirme una cosa media extraña: “señora nosotros no fuimos, si hubiésemos sido, mire este fusil, lo habría desbaratado entero y la herida que tenía su hijo era una herida chica”. Y este caballero tenía esa información, que todavía ni nosotros teníamos porque no había llegado el informe del Servicio Médico Legal, pero él ya lo sabía. Entonces, no logro entender. Y lo otro que me dijo este caballero, el señor Desbordes, es que no podían hacer un sumario dadas las circunstancias de que lo de mi hijo no pasó en el regimiento, sino que pasó fuera del regimiento. Pero a Kevin Gómez le pasó lo mismo y ya tienen un imputado.

No obstante, yo fui a hablar el 3 y el 5 de diciembre empezó el chiste. Fui a llevarle flores a mi hijo y el memorial estaba quemado, habían botado todo lo que le había dejado el público a mi hijo. Lloré sobre la leche derramada, cómo tanta maldad, cómo tanta crueldad. Me dejaron panfletos, por eso yo hablo a ciencia cierta, porque ellos dejaron sus panfletos. “Esto es sin llorar. Retira la querella. Los vamos a exterminar”, firma Patria y Libertad y el ojo de las arañas negras. Yo no sabía. No se conformaron con quemarme el memorial, yo dije “hijo, te quemaron este, pero yo como soy necia, voy a poner otro”. Y volví y puse un segundo, y a este segundo lo volvieron a quemar, pero esta vez lo partieron a la mitad. Se llevaron la mitad y me dejaron la otra mitad, pero esta vez sí que me dejaron panfletos más una carta de Patria y Libertad. Y la tercera vez le pegaron dos combos y los pedazos los fueron a dejar al basurero del mall. Imagínese.

Eric: El hostigamiento en este tiempo de pandemia ha bajado harto, no podemos decir que ahora nos han hostigado o cosas así, pero en su momento, cuando pasó esto, entre diciembre y febrero, fue bastante el tema de estos tipos o agrupación Patria y Libertad.

8. La espera: “Justicia para Romario”

Eric: Lo que buscamos principalmente es que se encuentren a los culpables y de ahí obvio que tienen que irse presos, que den la cara. Eso es parte de la justicia que buscamos. Me imagino yo que hay gente a cargo que sabe quiénes estaban ahí, quiénes podrían haber disparado, quiénes tenían cierto tipo de armamento y buscamos que esa persona aparezca. No sé si se va a entregar, porque me imagino que él debe saber, pero sí que aparezca y que se vaya preso. No sé, no cacho mucho la diferencia entre la justicia civil y militar, pero si pasó así con los Carabineros que les dieron de baja y está aplicándose la justicia normal, la civil, que sea de la misma manera, porque si me preguntas si van presos a una cárcel o a la misma institución, no creo que sea una manera adecuada de pagar un delito tan grave. Debería ser una justicia ordinaria, una cárcel ordinaria, no detenido en una cárcel del Ejército.

Y si no va detenido, ¿quién dice que después no pueda volver a pasar lo mismo? O cuando cumpla su pena, va a simplemente salir, como que nada ha pasado. Y va a seguir recibiendo los beneficios de estar en esa institución, beneficios de los jubilados, que sabemos cómo jubilan los militares, sabemos los beneficios que tienen acá. No sé qué pensar, pero sí decirle que ojalá lo dieran de baja y estuviera preso en una cárcel común y corriente.

Mery: Me daría tranquilidad el día que dijeran “Juancito Pérez fue el que le hizo ese daño a Romario Veloz”. Juancito Pérez. Y cuando estén en el juicio, no sé si me van a dejar estar allí en ese momento, pero me gustaría hacerle una pregunta: “Dígame la verdad, ¿usted le disparó a mi hijo porque era el único negro de la fila? Sí o no”. Es lo único que le voy a preguntar. Respecto al pacto de silencio no. Ellos verán, pero que digan quién fue, porque si bien es cierto que uno fue el que percutó, alguien dio la orden y el general Morales los tiró a la calle. Entonces aquí vienen siendo tres, no uno. Por eso el pacto de silencio.

Estoy tan enfocada en que haya justicia que no he pensado en el futuro todavía. Como dijo Villalobos, la justicia militar actúa de otra forma, pero si me lo pregunta a mí, me gustaría que lo manden preso a cumplir su condena allá con todos los otros, donde están los malos de verdad. Ningún privilegio. No puede estar en el regimiento porque ya hizo un daño, ya es un asesino. ¿Más encima quiere privilegios? No. Usted sabe que en la cárcel hay gente que se metió a un negocio y robó comida, y todavía están pagando condena. Y estos ladrones de cuello y corbata, nada, bien, gracias. Están en su casa. Ahí está el caso Penta, el caso SQM, el caso La Polar, la colusión del confort, del pollo y así sucesivamente. Entonces no quiero que me vaya a pasar eso. Ahora tengo un punto a favor, ahora ya todo Chile sabe que a Romario se lo llevó un militar y ellos se van a sentir con esa presión porque no hay nada más cruel que las redes sociales.

Cuñada de Joane Florvil: “Los medios que la acusaron de abandonar a su hija no han pedido disculpas”

Acompañada de la pareja de su hermano, Roxana del Campo, fue que Joane Florvil pasó sus últimas semanas de vida. Luego de ser falsamente acusada de abandonar a su hija en la Oficina de Protección de Derechos de Lo Prado, la mujer de nacionalidad haitiana estuvo un mes agonizando en la ex Posta Central después de ser trasladada desde la comisaría donde estaba detenida. Su caso se volvió emblemático del racismo en Chile y es Roxana quien sigue peleando contra el olvido de su historia.

Por Florencia La Mura

En mayo de 2020 la Corte Suprema ratificó el fallo por discriminación arbitraria en el caso de Joane Florvil, confirmando además la rebaja de 20 a 5 UTM de multa a la Oficina de Protección de Derechos (OPD) de Lo Prado. El 30 de agosto de 2017, Joane llegó junto a su hija de dos meses a la oficina ubicada en Avenida San Germán, a ocho minutos caminando de su casa, a preguntar por unos documentos que había perdido su esposo, Wilfred. Ella, con el poco español que manejaba, intentó explicarle al guardia del lugar lo sucedido sin mucho resultado. Mientras buscaba a alguien que oficiara de intérprete, dejó a su pequeña en cuidados de quien ella pensó era un policía, algo común en Haití, donde las fuerzas de orden resguardan oficinas y se consideran personas de confianza. Fue en ese momento que se le acusó de abandonar a su hija, propiciando un circo mediático en torno a su caso, el que acabó con su muerte un mes después y con su hija en custodia del Sename por dos meses. 250 mil pesos debió pagar la municipalidad de Lo Prado como reparación.

“Cinco UTM vale su vida”, se lamenta Roxana del Campo (49), pareja de Realyno Florvil, hermano mayor de Joane, al teléfono. Ella y el esposo de Joane la acompañaron durante el mes que estuvo internada en la Posta Central, tras ser trasladada desde la 48° Comisaría de Santiago con una descompensación, luego de haberse golpeado la cabeza contra la pared del calabozo. “Conversábamos por teléfono sobre la familia, de sus hijos, de cómo lo estaba pasando acá en Chile”, relata Roxana sobre su cercana relación con Joane, quien siempre la trató de “hermana”. Documentales y canciones han rendido homenaje a Joane, mientras el racismo sigue cobrando vidas en Chile. Han pasado tres años del caso y, con la herida aún abierta, Roxana sigue luchando por hacer memoria y justicia.

Roxana del Campo y Joane Florvil.

Activismo virtual

Cada miércoles a las 7 de la tarde, luego de su trabajo como Ingeniera Civil Industrial, Roxana se dirigía a Londres 38 para reunirse con sus compañeros y compañeras de Dignidad, Justicia y Humanidad para Todos, la agrupación que integra desde que murió su cuñada y que es parte de la Articulación de Organizaciones Migrantes y Chilenas por los Derechos Humanos. El 30 de agosto de 2019, para el segundo aniversario de la muerte de Joane, marcharon desde la Plaza Inmigrante Árabe de Recoleta hasta Cerro Blanco, donde hicieron un acto de cierre. Esta vez, en contexto de pandemia y con cuarentena en la mayoría de las comunas de la Región Metropolitana, el acto tuvo que ser virtual. A pesar del distanciamiento, cerca de mil personas se conectaron ese domingo al Zoom para celebrar la memoria de Joane, además de conversar sobre trata de personas y vivienda digna para migrantes.

«Nos tuvimos que adaptar y cuando llevábamos cuatro meses organizando el acto para Joane, no teníamos certezas si íbamos a seguir en cuarentena», explica Roxana sobre la decisión de hacer una gran convocatoria a marcha para este 30 de septiembre por el Día contra el Racismo en Chile, a tres años exactos de la muerte de Joane Florvil.

Roxana hizo hace unos años un voluntariado para enseñarle español a haitianos en Fundación Fré y cuando ocurrió lo de Joane, diversas agrupaciones migrantes y pro migrantes se le acercaron para ayudarla con el caso de Joane y con la custodia del Sename de su hija. Desde entonces mantuvo una relación cercana con distintas ONG, con quienes nuevamente marchará, en un grupo de unas 40 personas, en memoria de su cuñada. A días de un nuevo aniversario de la muerte de Joane, Roxana la recuerda como una mujer alegre, y considera que a pesar de que la justicia falló a su favor, no ha habido reparación.

Realyno Florvil ha dicho que una de las cosas pendientes era restaurar la honra de Joane, ¿crees que ha sido así?

Una de las cosas que más le perturbó a Joane fue que la expusieron ante el escrutinio público, esposada con las manos atrás. En Haití los peores reos son los que se esposan así, a las mujeres jamás las esposan, y si lo hacen, es con las manos adelante. Fue muy denigrante para ella. Los medios que la acusaron de abandonar a su hija no han pedido disculpas y tampoco han publicado la sanción de la Corte Suprema, lo que sería reparatorio en pos de su memoria. Cuando llevaron a Joane a la posta recién le dieron más tiempo a la noticia pero fue desde el morbo. Ella murió con toda la deshonra que sentía que le había llevado a su familia, se fue con esa pena. Lo que pasó se supo en poco tiempo en Haití y la familia Florvil es conocida en Juana Méndez, su ciudad natal. Ella estaba muy preocupada por los titulares que comenzaron a salir y trató de que alguien llamara a su mamá y le explicara. Allá fue como una bomba, su papá no entendía por qué estaban diciendo eso de su hija.

¿Cómo ha sido para ti instaurar el tema y hablar de racismo a partir de la muerte de Joane?

Desde lo que le pasó a Joane, me sigo relacionando con entidades migrantes porque sé que fue discriminación. Tenemos que educar a la gente, para enseñar que un color de piel distinto no te hace un ser humano de segunda o tercera clase. Si no hablas bien español, no significa que alguien pueda abusar de eso. Te aseguro que si Joane hubiese sido rubia y de ojos azules no le hubiese pasado lo mismo. En este país no tenemos cultura racial, estamos recién aprendiendo y por eso yo me involucro.

«Te aseguro que si Joane hubiese sido rubia y de ojos azules no le hubiese pasado lo mismo. En este país no tenemos cultura racial, estamos recién aprendiendo y por eso yo me involucro».

¿Has seguido el debate de la Ley de Migración?

Hemos visto el proyecto de ley actual con el Movimiento de Acción Migrante (MAM) y dicen que no es mucho avance, pero espero que sea más avance que retroceso para poder actualizarla, porque la ley vigente tiene cuarenta años. En este minuto no hay en esta ley acciones concretas que tengan lineamientos u objetivos sobre lo que nuestro país está viviendo. El gobierno actual, para decirlo de forma diplomática, no se alinea mucho con lo que respecta a migración, todas las acciones que ha tomado siempre van en desmedro de la colonia haitiana. Siempre se relaciona migración con delincuencia y con que vienen a quitar el trabajo a los chilenos. No entienden que Chile fue forjado por migrantes. El Plan de Retorno Humanitario, por ejemplo, decía que si te ibas no podías volver a Chile en diez años, eso no puede ser un beneficio. El gobierno actual no tiene simpatía con los extranjeros, ni siquiera con los más letrados. Hay una cantidad de médicos que se aburren de estar en Chile esperando la documentación y aprobar el Eunacom. Rebeka Pierre, que murió afuera del Hospital Barros Luco, era médico, ella podría haber tenido un futuro esplendoroso acá en Chile si hubiese podido convalidar su título y haber ejercido. No quiero ni pensar el pánico que ella sintió siendo médico, sabiendo lo que le pasaba a su cuerpo.

¿Crees que se ha aprendido de estos casos para enfrentar situaciones similares?

Se ha aprendido, pero a paso muy lento. Luego del caso de Joane han habido varios casos de discriminación, uno de los que más me marcó fue el de Joseph Henry, que murió luego de estar agonizando en el aeropuerto sin que nadie lo ayudara. También está el de Monise Joseph, mujer haitiana que llegó al Hospital Barros Luco con un dolor de pecho agudo y que falleció esperando que la atendieran. En contexto de pandemia, Wislande Jean murió en Lampa por COVID-19 esperando una ambulancia. Entonces, pareciera que por ser migrante tienes que esperar más.

¿Cómo enfrentas el aniversario de la muerte de Joane?

Con mucha pena, son recuerdos muy dolorosos. Pienso en ella, en sus hijos, y que si las cosas hubiesen funcionado bien ella estaría con vida. Es muy doloroso recordar y hacer memoria de todo lo que ella sufrió, porque su muerte fue innecesaria y muy dolorosa. Sufrió mucho por no ver a su hija, tenía los pechos llenos de leche y no tenía a su hija con ella. Sigue siendo doloroso para la familia hasta la fecha. Lo que más pedía era ver a su niña y se fue con ese dolor, el mismo que a mí me afecta como madre y como mujer. Ella era muy alegre y llena de vida, podría estar criando a su niña sin ninguna dificultad. Chile ya no tiene vuelta atrás, no se van a revertir las olas migratorias y tenemos que aprender a convivir. «Chile ya cambió», dice el eslogan del estallido social y uno de los grandes cambios es que ya existen niños afrodescendientes nacidos acá y no podemos discriminarlos porque tienen otro color de piel.