Poste restante, de Cynthia Rimsky. Overol, 2024
La curiosidad… ¿es una emoción? Quizás es, más bien, una actitud de vida y de lectura que, al entrar a un libro, nos abre escapes a otros lugares o autores. Poste restante, de Cynthia Rimsky (Santiago, 1962), genera eso. La anécdota sobre el origen del libro está hiperdescrita en sus varias ediciones (Sudamericana, 2001; Lastarria, 2011; Entropía, 2016; Librosampleados, 2018): en 1998, la autora encontró en una feria persa en Santiago un álbum de fotos con un nombre parecido a su apellido (Rimski en vez de Rimsky) y “experimentó la emoción del viajero cuando escoge un camino que lo llevará a un lugar desconocido”. La escritora emprende un viaje geográfico y emocional que la lleva de Santiago hasta un pueblo en Ucrania, errando por Europa, el norte africano y Medio Oriente con la excusa de averiguar si sus antepasados emigraron de ese pueblo a Chile y si el álbum de fotos tenía algo que ver con ella. El libro —que es a la vez diario, crónica de viajes y memorias— contiene fotografías de lugares visitados, mapas con anotaciones, cuentas de gastos, listas de compras y cartas devueltas al remitente porque no llegaron al poste restante, esto es, a la casilla postal donde Rimsky podía recibir cartas mientras viajaba. Como la de una de sus amigas, que le escribe que “el viaje solo es una excusa para concentrarte a la manera de los futbolistas y limpiarte de esa atmósfera miserable que parece invadir la vida cotidiana en Chile”. Porque la memoria, como lo recuerda este libro, siempre es esquiva.
–Claudia Lagos Lira
Fugas de lo nuestro. Visualidades indígenas de sur a norte, en Museo de la Solidaridad Salvador Allende
Cuando en 1943 el artista uruguayo Joaquín Torres García dibujó su famosa obra América invertida, estaba creando un mapa para todos quienes quisieran hacer un arte sudamericano consciente de las herencias indígenas y las relaciones de poder entre el sur y el norte del mundo. La exposición Fugas de lo nuestro, con curaduría de Cristian Vargas Paillahueque, se enmarca dentro de esta línea, reuniendo a tres destacados artistas indígenas contemporáneos: el chileno Pablo Lincura (1987), proveniente de Wallmapu, expone pinturas y videos donde explora los cruces entre la cultura mapuche, el pop y las disidencias sexuales; Marilyn Boror (1984), artista maya kaqchiquel de Guatemala, reflexiona desde sus poéticas visuales respecto a las consecuencias del extractivismo y el lugar de las mujeres en las resistencias indígenas; y Venuca Evanan (1987), artista sarhuina de Perú, reinterpreta la tradición artística de las tablas de Sarhua con nuevas temáticas figurativas que cuestionan los roles de género de su comunidad. La exposición, que estará hasta el 1 de septiembre en el MSSA, es una invitación a explorar las tensiones que revela el arte indígena contemporáneo tanto con las culturas del norte, como con sus propias tradiciones locales. Más información acá.
–Gabriel Godoi
Cómo nace la idea. Diario de una editora-escritora, de Virginia Woolf. Editorial Alquimia, 2024
En 1917, Virginia Woolf y su marido, el editor y escritor Leonard Woolf, compraron una pequeña imprenta manual y la instalaron en el comedor de su casa en Richmond, Inglaterra. Al poco tiempo aprendieron el proceso de composición tipográfica (basada en tipos móviles) y empezaron a imprimir y encuadernar. Así nació el sello editorial Hogarth Press, con el que buscaban publicar “piezas cortas y de mérito, en prosa o verso, que no puedan dirigirse, a causa de su propia naturaleza, a un gran público”, según un aviso de 1919. Allí aparecería la mayoría de su obra, junto con la de escritores como T. S. Eliot, Katherine Mansfield y traducciones de Dostoievski, Tolstói y Sigmund Freud. El libro Cómo nace la idea reúne las reflexiones de Virginia Woolf en torno a su oficio de editora, extraídas de sus diarios y cartas. En él asistimos también al cambio que significó para ella ser una autora prácticamente desconocida, a convertirse en una figura pública gracias a títulos que pasaron a la historia, entre ellos, La señora Dalloway (1925), Al Faro (1927) y Orlando (1928). El volumen tiene pasajes memorables, como la lectura que T. S. Eliot hace en la casa Hogarth del manuscrito de La tierra baldía —uno de los poemas más importantes del siglo XX—, y el rechazo editorial al Ulises, de James Joyce, que, en opinión de Woolf, era “un libro indocumentado, el libro de un obrero autodidacta y vulgar, y todos sabemos lo deplorable que son esas obras”.
–José Núñez