El cineasta y académico de la Universidad de Chile, fallecido a inicios de 2024, fue maestro de varias generaciones y parte del llamado “nuevo cine chileno”. Su trabajo en la Cineteca de la universidad, su rol en la creación de la Escuela de Cine y Televisión de la casa de estudios y sus múltiples películas lo convirtieron en una figura trascendental del cine nacional.
Crédito: Gentileza FCEI
“Tenía todas las condiciones para dedicarme a lo que me interesaba y aproveché la oportunidad”, dijo en una entrevista Pedro Chaskel, cineasta y académico de la Universidad de Chile fallecido a inicios de 2024. Fue maestro de varias generaciones y parte del llamado “nuevo cine chileno”, movimiento caracterizado, entre otras cosas, por abordar los conflictos sociales de su época. Dirigió más de una decena de películas, entre ellas Aborto (1965), Venceremos (1971) y De vida y de muerte: testimonios de la Operación Cóndor (2015), y trabajó como montajista en El chacal de Nahueltoro (1969), de Miguel Littin, y en La batalla de Chile (1975), de Patricio Guzmán, entre otros filmes chilenos fundamentales.
Nació en Alemania, en el seno de una familia judía que emigró a Chile a inicios de la Segunda Guerra Mundial, cuando él tenía seis años. Tras varias semanas de viaje en barco, y luego de cruzar el canal de Panamá —un recuerdo que quedó grabado en su memoria—, desembarcó en Valparaíso. Los Chaskel Benko se instalaron en un departamento en Alonso de Ovalle, en Santiago, donde su mamá armó un laboratorio de fotografía. Él sacaba fotos con una máquina pequeña de cajón. “Para mí no había mayor misterio en esa parte técnica, lo otro era un misterio: dirigir”, contó en una entrevista.
Ingresó a la U. de Chile y se integró a los clubes de cine. En 1954, junto al cineasta Sergio Bravo, quien había creado el Instituto Fílmico en la Universidad Católica, cofundó el Cine Club de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile, que cuatro años más tarde se convertiría en el Centro de Cine Experimental de la institución. Como director del Departamento de Cine de la universidad, tuvo de estudiantes a dos de los principales cineastas chilenos del siglo XX, Raúl Ruiz y Miguel Littin. Por esos años conoció también al cineasta Naum Kramarenco y trabajó como su asistente de dirección. Con él aprendió el aspecto técnico del arte cinematográfico.
Dirigió la revista Séptimo Arte, primer medio chileno que publicaba artículos de análisis críticos sobre las tendencias del cine mundial. Hizo su primer documental, Aquí vivieron (1964), sobre unas excavaciones arqueológicas en el norte de Chile junto a Héctor Ríos, destacado director de fotografía chileno. Luego vendría Venceremos (1970), uno de sus trabajos más importantes, donde, según el cineasta, “lo que interesaba era la violencia en la vida cotidiana”, es decir, el hambre, la pobreza, la realidad dura del Chile de entonces.
El día del golpe de Estado de 1973, Chaskel tomó su cámara. “Tenía un rollito de película no más”, recordó años después. Se subió sobre la taza del baño del departamento donde estaba para grabar los Hawker Hunter bombardeando La Moneda, último registro que hizo del país. En esos días fue expulsado del Departamento de Cine, tras lo cual se exilió en Cuba. Allí conoció a Patricio Guzmán, quien le propuso hacer el montaje de lo que se convertiría en La batalla de Chile.
En 2005 recibió la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, y en 2006 regresó a la U. de Chile, donde fue reconocido con la Medalla Rectoral por su aporte al desarrollo del cine experimental en el país. “La recibo a nombre de tantos otros que, tal vez con mayores méritos que yo, hoy ya no se encuentran entre nosotros”, declaró. Su trabajo en la Cineteca de la universidad, su rol en la creación de la Escuela de Cine y Televisión de la casa de estudios y sus múltiples películas lo convirtieron en una figura trascendental del cine nacional.