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Cuatro escritores mapuche reflexionan sobre el proceso constituyente

Cada vez queda menos para las elecciones del 11 de abril y de manera progresiva se han concretado las candidaturas para la Convención Constitucional. En este escenario, se les preguntó a las escritoras Daniela Catrileo, Yeny Díaz Wentén, Maribel Mora Curriao y al poeta David Aniñir cuáles son sus expectativas frente a los derechos y demandas históricas del pueblo mapuche que debería incluir la nueva Carta Fundamental. Se repiten los conceptos de plurinacionalidad, territorio y el cese de la represión. Aquí, algunos de sus testimonios.

Por Victoria Ramírez | Ilustración: Fabián Rivas

La primera semana de 2021 la machi Francisca Linconao anunció su candidatura oficial a la Convención Constitucional por el distrito 23. El objetivo era lograr un cupo y lo superó con creces. Había que reunir 120 firmas, pero obtuvo 500 en un tiempo récord, incluso a pesar de las fiestas de fin de año. Esta candidatura se suma a otros liderazgos mapuche que se han levantado como constituyentes durante las últimas semanas, en un contexto histórico: por primera vez un órgano de representación popular chileno incluye a representantes de los pueblos originarios.

Entre los rostros más visibles se encuentran la académica Elisa Loncón, la abogada Natividad Llanquileo, la dirigenta y profesora Ingrid Conejeros, la educadora para la revitalización del mapudungun Sofía Huenchumilla y el exalcalde de Tirúa, Adolfo Millabur. Las candidaturas se levantan, además, en semanas especialmente complejas. No sólo por la violencia policial del último año en la Araucanía, sino también por la detención por parte de la PDI de la hija de Camilo Catrillanca, de tan sólo siete años de edad, el mismo día en que se daba a conocer el veredicto del juicio por el homicidio de su padre.

A pocos meses de las elecciones contempladas para el 11 de abril, las candidaturas  de los pueblos originarios se han concretado en dos posibilidades: la vía de los escaños reservados o la vía de las listas de partidos o independientes, un camino que se ha valorizado frente al reducido número de escaños, que pasó de 24 a 17, dejando fuera a las personas afrodescendientes. Además de la reducción de escaños, no se consiguió que estuvieran añadidos a los 155 convencionales, que era lo que exigían las organizaciones de pueblos originarios.

La nueva ley otorga escaños para los pueblos aymara, quechua, lican antay, diaguita, colla, chango, rapa nui, yagán, kawésqar y mapuche, este último con siete puestos, por tratarse del más numeroso. Para votar por los escaños reservados es necesario acreditar ser proveniente de una etnia, método que fue criticado en oposición a la propuesta de autoidentificación que se había levantado por organizaciones de pueblos indígenas y apoyado por un sector de la centroizquierda.

En medio del debate, una de las posibilidades que ha aflorado es la de un Estado plurinacional, en el que convivan distintas naciones en igualdad. Ante la pronta votación de abril, le preguntamos a cuatro escritores mapuche cuáles son, a su juicio, los puntos esenciales que debiese incluir la nueva Constitución.

Plurinacionalidad y territorio en la nueva Constitución

Aunque son diversas las posturas en las comunidades mapuche, muchos coinciden en las demandas por plurinacionalidad y territorio. Para la escritora Daniela Catrileo, quien recientemente obtuvo el premio Mejores Obras Literarias de los Fondos de Cultura por su libro de cuentos Piñen, es necesario insistir “en las demandas territoriales, la desmilitarización, la protección de los bienes comunes naturales, los derechos lingüísticos y culturales, la reparación histórica frente al despojo colonial, la derogación de la ley antiterrorista y velar por el cumplimiento de los tratados internacionales”. Sostiene, sin embargo, que varios derechos sólo serán posibles con una transformación estructural del modelo económico y político.

Algo similar opina el poeta y gestor David Aniñir, autor de Mapurbe: debajo del asfalto, entre otros varios libros, pues postula que la Constitución que se aproxima llama a instalar las demandas de autodeterminación y territorialidad, derechos que considera fundamentales desde la pérdida del territorio y el confinamiento del pueblo mapuche a terrenos agrestes. En tanto, para Yeny Díaz Wentén, autora del poemario Animitas, entre otros títulos,la Carta Fundamental debe garantizar el respeto de las diversas cosmovisiones de los pueblos y proteger la cultura, conservando la lengua, el territorio y sus recursos.

Por su parte, la poeta e investigadora Maribel Mora Curriao, antologadora de Kümedungun / Kümewirin: Antología poética de mujeres mapuche (siglos XX-XXI), entre otros libros, pone énfasis en la legislación vigente, pues cree que la Constitución es la gran oportunidad de Chile para ponerse al día con la jurisprudencia y los consensos internacionales de las últimas tres décadas. Sostiene además que es necesario actualizar la ley 19.253, que debe incorporar ámbitos como el territorio, la autonomía y la autodeterminación, para permitir que los pueblos “tomen decisiones locales en función de sus propias concepciones de territorios, biodiversidad y desarrollo humano”, explica.

Además, la académica propone fortalecer la implementación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y avanzar en la implementación de la declaración de las Naciones Unidas de los Pueblos Indígenas de 2007, ratificar el Protocolo de San Salvador de 1988 y la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia de 2013. “Todos estos instrumentos buscan resguardar el desarrollo de las personas con identidad, entendiéndose que la igualdad en derechos requiere necesariamente del respeto, la articulación y la valoración de la diversidad que conforma a los Estados actuales”, precisa.

Ilustración: Fabián Rivas

Asimismo, la pregunta por los derechos culturales ha quedado en evidencia durante la pandemia, pues la cultura ha sido un sector especialmente afectado por la crisis. David Aniñir enfatiza que hoy, tras la diáspora de varias generaciones, los derechos culturales como el reconocimiento, promoción y difusión del mapudungun deben estar inscritos en la nueva Constitución. 

En tanto, Maribel Mora Curriao asume que los derechos culturales son otra deuda en la jurisprudencia chilena y explica que, aunque Chile ratificó en 1989 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, no lo ha incorporado aún en los instrumentos jurídicos. Para esta escritora, esto ha permitido un “tratamiento laxo” en la implementación de los derechos del arte y la cultura. 

Por su parte, la escritora Daniela Catrileo considera que la cultura permite dar cuenta de la heterogeneidad de los pueblos y comunidades, y por tanto cree fundamental hacer valer los derechos colectivos: “Es imprescindible reafirmar los derechos culturales y su diversidad para seguir construyendo un porvenir digno, dialógico y más horizontal”, apunta. En la misma línea, Yeny Díaz Wentén rescata el rol de las diversas culturas como protectoras de un origen: “Las etnias son un enlace con el territorio, con la vida natural, que ha sido rechazada y devastada por las políticas impulsadas por la oligarquía y el empresariado”.