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La vitrina web • junio

Cuentos escogidos, de José Santos González-Vera. Alfaguara, 212 páginas

“Todo gran arte trae consigo la marca de la ligereza”, escribió hace un tiempo Juan Cárdenas en un ensayo memorable, y la frase viene a cuento si es que se trata de pensar en la literatura de José Santos González-Vera (1897-1970), ligero entre ligeros, y hacedor de un arte superior, conocido sobre todo por sus primeros y extraordinarios libros —Vidas mínimas (1923) y Alhué (1928)—, y que ahora vuelve al mesón de novedades con Cuentos escogidos, una recopilación de sus mejores relatos breves. Aquí, en estas historias, brillan su humor y humanidad, su obsesión por darle vida a personajes entrañables, a ratos excéntricos, solitarios. Cuentos como “La copia”, “Diego Silva”, “Sabina”, “Necesidad de compañía” o “La simuladora” son algunos de los mejores relatos que su nieta Carmen Soria seleccionó para esta antología, que se suma a la colección de Alfaguara donde se han reunido cuentos de autores como Marta Brunet, Manuel Rojas, Mauricio Wacquez, José Donoso, Francisco Coloane y Roberto Bolaño. Quien piense que no se han escrito grandes cuentos en Chile, pues que se dé una vuelta por esos libros. 

Diego Zúñiga

Al unísono. Arte joven 25° Premio Municipal. Hasta el 29 de junio en el Centro Cultural La Moneda

Celebrar veinticinco años de un premio local que impulsa a artistas jóvenes es un hito, y más aún cuando el resultado, como el de Al unísono, es tan prometedor. Esta exposición no solo demuestra la vitalidad de una escena emergente de gran calidad —la que a menudo carece de la visibilidad y el espacio que merece—, sino que también desafía al espectador a mirar con detención para votar por su obra favorita y elegir el premio del público. La diversidad de materialidades y formatos de las piezas las hacen únicas —hay esculturas, fotografías, performance, pintura, collage, dibujos, videos e instalaciones—, pero todas convergen en temas generacionales como la memoria personal y colectiva, las relaciones familiares y la búsqueda de la identidad, propia de la juventud. Las 40 obras seleccionadas —de entre más de 300 postulaciones— están lejos de la puerilidad o de una fascinación desmedida por la inteligencia artificial. Al contrario, exhiben un profundo arraigo en la artesanía, en el pensamiento crítico y en una sensibilidad que trasciende y conmueve. 

Denisse Espinoza

Daño severo, de Aria Aber. Cicada Editora, 2025. 211 páginas

La poesía no es solo una investigación pública de sentimientos privados, sino también un acto político, una vía para imaginar una visión alternativa del mundo —que reconozca “la fragilidad de esta vida”—, una manera de contrarrestar los usos lingüísticos (y demagógicos) del poder político. Algo así propone la poeta afgana-alemana radicada en Estados Unidos Aria Aber en Daño severo, su primer libro, publicado originalmente en 2019. A través de la palabra, conjura las pérdidas de la diáspora afgana: la de la memoria familiar, la de los muertos enterrados sin mortaja ni ceremonia en una fosa común. Aber repasa acontecimientos históricos como la guerra soviética-afgana y la financiación estadounidense de los muyahidines —que dio origen a los talibanes—, pero además reflexiona sobre el lenguaje, sobre aquello que se pierde en la traducción entre dos idiomas. En poemas líricos, documentales y ensayísticos, con referencias a poetas como Rainer Maria Rilke, Aber explora la búsqueda de un sentido de pertenencia y las consecuencias del exilio en la lengua. Pero las fronteras, ya sean territoriales o lingüísticas, no son solo líneas divisorias, sino también espacios de encuentro. 

José Núñez

Teselas. Memorias y suposiciones, Denise Levertov. Ediciones UDP. 186 páginas

Las frases de Denise Levertov (1923-1997) en Teselas —el último libro de la colección Vidas Ajenas de Ediciones UDP— quedan rondando en la cabeza como fantasmas melancólicos. “¡Qué laberintos vastos y solitarios (…) guarda cada uno de nosotros!”, dice en uno de los veintisiete ensayos en los que Levertov relata fragmentos de su pasado. Con traducción del poeta y editor argentino Gerardo Jorge, Teselas abarca desde su infancia en Inglaterra y su vida como poeta vinculada a la Black Mountain, hasta sus años de activismo pacifista y feminista. Levertov se adentra en sus propios laberintos sin miedo a la deriva, guiada, al igual que su poesía, por una pluma romántica pero sobria. A diferencia de una memoria tradicional, la soltura de estos fragmentos revela que cada recuerdo es un universo en sí mismo, tan intenso como inalcanzable, haciendo de este libro una lectura obligatoria para quienes buscan explorar las posibilidades de la escritura autobiográfica. 

Gabriel Godoi

Grand Tour, de Miguel Gomes. 129 minutos. En Mubi

Podría decirse que buena parte del cine de autor contemporáneo está sobrecargado de realidad: películas naturalistas, casi con tono documental, que buscan retratar la vida como si no hubiese cámara ni montaje de por medio. Por suerte, aún quedan cineastas como el portugués Miguel Gomes, que no olvidan que el cine es, ante todo, artificio, y que precisamente en esa cualidad radica su potencia lúdica e infinita. Después de la ambiciosa Las mil y una noches (2015), Gomes regresa con Grand Tour, una travesía en la que se diluyen las fronteras entre ficción y realidad, entre pasado y presente. La historia sigue a Edward, un funcionario británico que vive en Birmania y que, ante la inminente llegada de Molly, su novia, decide huir y emprender una versión asiática del grand tour, el famoso viaje que entre los siglos XVII y XIX realizaban los jóvenes aristócratas europeos. Mientras transita por Bangkok, Saigón, Manila u Osaka, Molly lo persigue con firmeza y entusiasmo, tal como lo haría la heroína de una screwball comedy de los años 40. Gomes salta del blanco y negro al color, del pasado colonial al presente, evitando a todas luces la linealidad y el relato convencional. Una película audaz, desconcertante, que aprovecha al máximo las posibilidades del cine y que, sin duda, le habría fascinado a Raúl Ruiz. 

Evelyn Erlij

El amor. De Javier Casanga y Carla Zúñiga. Hasta el 15 de junio en Matucana 100

La vida de una mujer se desmorona tras la infidelidad de su marido, un hombre inexpresivo e indolente que no es capaz de mirarla a los ojos ni siquiera cuando admite que ya no la quiere. Inspirada libremente en La mujer rota, de Simone de Beauvoir, esta comedia negra nos confronta con el viejo discurso del amor romántico que valida a la mujer como madre y esposa, pero se derrumba cuando el hechizo del “felices para siempre” se rompe. La irónica pluma de Zúñiga, junto a la extravagante estética de Casanga, hacen que el público transite de la risa nerviosa al silencio absoluto, acompañando el exacerbado y obsesivo monólogo interior de la protagonista. Su constante ascenso y descenso por una larga escalera que no conduce a ninguna parte simboliza sus fallidos intentos por construir una identidad, lejos del juicio social. Aquí no hay moralejas ni lecciones, sí un recordatorio de que los mandatos hacia las mujeres persisten y que incluso hoy, para algunas, es difícil escapar de ellos. 

María Soler

Ver el mundo con claridad. Diarios y cartas (1914-1939), de Ludwig Wittgenstein. Alquimia ediciones, 2025. 114 páginas

Encontrar una conexión entre las palabras y el mundo exterior fue la tarea a la que el filósofo austriaco-británico Ludwig Wittgenstein dedicó su obra maestra, el Tractatus logico-philosophicus (1921), el único libro que publicó en vida. En él sostiene que el lenguaje posee una estructura isomórfica con la realidad: las proposiciones comparten una misma forma lógica con los hechos que representan; es decir, son una imagen, un modelo de la realidad. En Ver el mundo con claridad se reúnen sus diarios escritos entre 1914 y 1916, donde Wittgenstein elabora parte de los argumentos contenidos en el Tractatus. Las anotaciones revelan las dificultades de su trabajo filosófico (“¡No consigo comprender hasta qué punto la proposición es la imagen del estado de cosas! Estoy a punto de rendirme”, escribe el 15 de abril de 1915), y muestran que la filosofía, más que una teoría, es una práctica. La segunda parte del libro recoge sus cartas a los filósofos Bertrand Rusell y G.E. Moore —a quienes criticó rigurosamente— y otras epístolas a sus amigos y colegas, como el economista John Maynard Keynes, en un corpus que nos permite acceder a su pensamiento y su vida cotidiana.

Palabra Pública