Para el 11 de julio de 2018 se habían cometido 19 femicidios en Chile y 65 intentos frustrados, según las cifras oficiales del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. Desde el mundo de las organizaciones sociales la realidad se ve aún más dramática: la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres contabiliza 28 femicidios en los siete meses que van de este año. El femicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres, la punta visible de un iceberg que parte con micromachismos, acoso callejero en la vía pública y termina en la violencia física y, a veces, en la muerte.
En un año en que la agenda pública ha estado marcada por las movilizaciones feministas que comenzaron durante el mes de abril en las universidades de todo Chile, la realidad muestra que la violencia contra las mujeres es un problema diario para millones de chilenas que se ven enfrentadas a violencias físicas, psicológicas y sociales en los ámbitos público y privado. Al menos 32 instituciones de educación superior y ocho colegios estuvieron movilizados durante el momento más álgido de las protestas durante el mes de mayo, cuyas reivindicaciones incluían educación no sexista en todos los niveles, destitución de académicos acusados de acoso y/o abuso, mejores procesos ante denuncias en las universidades y fin a la discriminación de género en el país.
Y Chile está de acuerdo con las estudiantes: según la encuesta Cadem de mayo, el 71% de los entrevistados se declaró a favor del movimiento feminista y un 77% afirma que Chile es un país machista. En tanto, un 63% de las mujeres encuestadas declaró haber sido discriminada o violentada alguna vez por ser mujer.
Palabra Pública quiso adentrarse en esta discusión a través de diferentes perspectivas. Abre el dossier la Intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, quien defiende las reivindicaciones feministas y aborda la necesidad de ampliar la mirada sobre diferentes “temas valóricos”; la escritora y periodista Arelis Uribe se refiere a las profundas transformaciones que han introducido en la sociedad las feministas movilizadas en los últimos meses; Valentina Saavedra y Javiera Toro, ambas dirigentas de Izquierda Autónoma, abordan la necesidad de una educación no sexista que a la vez saque al mercado del sistema educacional; la periodista Bárbara Barrera investiga sobre la muy escasa representación de las mujeres en los espacios directivos de las orquestas chilenas e internacionales; la chilena Alondra Silva, que realiza un magíster en Islandia, da cuenta a través de su experiencia de las transformaciones que son necesarias para que un país se convierta en feminista; y la fotógrafa y psicóloga Kena Lorenzini pone en entredicho la declaración de “feministas” de ciertos partidos y movimientos políticos.