El artista visual, histórico director del Museo de Arte Contemporáneo entre 1998 y 2021, desarrolló una prolífera carrera como académico y gestor cultural. «(…) tenemos la obligación de cuestionar los límites del conocimiento, eso es abrir espacios y crear otras posibilidades de mundo”, advertía sobre el rol de los museos universitarios.
Crédito: Gentileza MAC
Artista visual, docente y gestor cultural, Francisco Brugnoli Bailoni es considerado uno de los principales expositores y precursores de la vanguardia artística chilena de la segunda mitad del siglo XX. Además de desarrollar una obra innovadora, se dedicó a la curatoría de exposiciones y a escribir textos sobre artes visuales.
Hijo de una asistente social y de un arquitecto, ambos italianos radicados en Chile, su vocación política nació en su etapa como secundario en el Liceo Valentín Letelier de Santiago. En 1959 ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y, en paralelo, tomó algunos ramos en la Escuela de Arte de la Universidad Católica. Integró el grupo Los Diablos, un movimiento artístico y político ligado al arte pop, y a lo largo de su trayectoria desarrolló una propuesta experimental que se valía de distintas técnicas, como pinturas, collages, objetos e instalaciones.
Como profesor de la Facultad de Artes en la Sede Valparaíso de la U. de Chile y miembro del Partido Comunista, participó en el proceso de Reforma Universitaria. Después del golpe de Estado de 1973, fue exonerado de la universidad. Con la idea de generar un lugar colectivo para continuar con la actividad artística, cocreó el Taller de Artes Visuales (TAV), en el que se realizaron exposiciones, seminarios y ciclos de formación. El TAV se convirtió en un espacio de reflexión crítica que fomentaba la experimentación y por años fue el único taller profesional independiente de grabado en el país.
A inicios de los ochenta realizó estudios de posgrado en la Universidad Internacional de Arte de Florencia en Italia. A su regreso, fundó y dirigió la carrera de Bellas Artes en el entonces Instituto Superior de Educación Arcis. Con el retorno a la democracia se convirtió en profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo mediante concurso público. Luego fue vicedecano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y el primer vicerrector de Extensión de esa casa de estudios.
En 1998, fue nombrado director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santiago. Comprometido con una cultura ligada a la realidad social, organizó exposiciones colectivas apostando por artistas jóvenes sin currículum. Abrió el MAC a la primera exposición de egresados del Magíster de Artes Visuales de la Universidad de Chile, conectó el museo con las Bienales de Mercosur y São Paulo y convocó a curadores internacionales. Lideró la restauración del edificio del Parque Forestal, hizo crecer la colección de 1.700 piezas a más de 3 mil, creó la segunda sede del MAC, en el Parque de Quinta Normal, y trajo muestras de importantes artistas internacionales que marcaron un hito a nivel local, como Yoko Ono (1998), Spencer Tunick (2002), el movimiento Fluxus (2005) y Michelangelo Pistoletto (2018). “A un museo universitario le compete poner en problemas al espectador y esa es solo una de sus misiones; tenemos la obligación de cuestionar los límites del conocimiento, eso es abrir espacios y crear otras posibilidades de mundo”, dijo sobre su labor a cargo del museo, en 2015.
Durante su carrera como docente, trabajó en diferentes instituciones, como la Facultad de Artes de la U. de Chile, la Universidad Católica, la Universidad Central y la Universidad Arcis. En 2017, fue incorporado como Miembro de Número a la Academia Chilena de Bellas Artes. Recibió varias distinciones universitarias, como la Medalla Valentín Letelier y la Distinción Medalla Rector Juvenal Hernández Jaque. Falleció en julio de 2023 a los 87 años, dejando un legado imborrable para las futuras generaciones.