Oyarzún fue testigo de un siglo vertiginoso, y aunque recorrió América Latina, Estados Unidos, Europa, Asia y África, nunca dejó de pensar en Chile, país al que describió en Temas de la cultura chilena (1967) como “una tierra con muchas sangres derramadas y sin mitos realmente propios, es decir, en este sentido, antropológico, sin alma”.
Por Evelyn Erlij
Maestro de varias generaciones de artistas, intelectuales y escritores chilenos, el filósofo, poeta, ensayista y académico Luis Oyarzún fue “un secreto bien guardado para los testigos de una época en que nuestro país era un lugar más pobre y más aislado”, escribe Óscar Contardo, autor de Luis Oyarzún: un paseo con los dioses, biografía en la que rescata a esta figura esencial de la intelectualidad chilena del siglo XX. A pesar de ser dueño de una obra extensa que incluye poesía, ensayos, diarios y novelas, Oyarzún permaneció a la sombra de otros grandes creadores de su tiempo, como Nicanor Parra y Jorge Millas, ambos amigos suyos. Su obra comenzó a ser redescubierta en la década de 1990, tras la publicación de su Diario íntimo, a cargo del escritor Leonidas Morales, quien lo sitúa como uno de los grandes cultores del género autobiográfico en Chile.
Fue profesor de filosofía y estética en la Universidad de Chile, donde también fue vicerrector y decano por tres períodos en la Facultad de Bellas Artes, aunque estaba lejos de ser un “académico sedentario, preso en la parcela de su saber”, aclara Morales. Oyarzún fue testigo de un siglo vertiginoso, y aunque recorrió América Latina, Estados Unidos, Europa, Asia y África, nunca dejó de pensar en Chile, país al que describió en Temas de la cultura chilena (1967) como “una tierra con muchas sangres derramadas y sin mitos realmente propios, es decir, en este sentido, antropológico, sin alma”.
Aunque hoy su nombre está asociado principalmente a la Universidad Austral de Chile, donde fue profesor en la década de 1970, es imposible desligarlo de su alma mater, la Universidad de Chile. “Cuando tenía 24 años fue nombrado a cargo de la cátedra de estética del Pedagógico, transformándose en el profesor titular más joven de la universidad. Escaló en la jerarquía académica y fue decano por tres períodos de la Escuela de Bellas Artes. Alcanzó el rango de vicerrector y muchos piensan que hubiera sido un rector brillante, de no ser porque carecía de la ambición de ocupar el puesto”, detalla Contardo en su biografía, donde explica que la Reforma Universitaria de 1969 y los nuevos aires revolucionarios terminaron alejándolo de la universidad.
Considerado un gran erudito —Parra lo llamaba “pequeño Larousse ilustrado”—, sus alumnos lo recuerdan como un docente brillante. “Tenía una enorme gracia (…). Era un entusiasta de lo que enseñaba”, recuerda Antonio Skármeta. Fue crítico literario y cronista de arte en varios medios, y su fuerte interés en la naturaleza y la ecología, expresado en el ensayo Defensa de la tierra (1973), lo convirtió en un adelantado a su tiempo. Según Morales, ese libro, reeditado en 2020 para conmemorar su centenario, debería ser tenido por los ecologistas chilenos como su manifiesto fundacional.
Fuentes:
Luis Oyarzún. Un paseo con los dioses, de Óscar Contardo. Ediciones UDP, 2014.
Diario íntimo, de Luis Oyarzún. Edición de Leonidas Morales. Editorial Universidad de Valparaíso, 2017.
Tiempo y escritura. El diario y los escritos autobiográficos de Luis Oyarzún, de Olga Grau. Editorial Universitaria, Santiago, 2009.
Artículo “Luis Oyarzún: el secreto de los dioses”, de Óscar Contardo. En Revista Santiago, 2018.