Centro Cine Creación, Raulí 571, Santiago Centro
En tiempos donde el cine pareciera volcarse cada vez más a las plataformas de streaming, el Centro Cine y Creación (CCC) revive el modelo clásico de cine de barrio. Se trata de un proyecto ideado por la cineasta Dominga Sotomayor, la montajista Catalina Marín y la arquitecta Rafaela Behrens, que fue inaugurado a fines de 2022 y que ofrece no solo proyecciones (que van desde películas de John Waters o Céline Sciamma, hasta clásicos de Hollywood o cine chileno), sino también actividades y talleres que buscan conectar a la comunidad con la cultura y el cine. Al interior de la restaurada Casona Patrimonial Raulí, ubicada entre Santa Isabel y Diez de Julio, se puede encontrar un café, un patio de proyecciones al aire libre, salas de cowork y un microcine, espacios que se han convertido en un lugar de referencia para estudiantes, vecinos y familias que disfrutan de las tardes de cine infantil, los ciclos temáticos o los conversatorios con invitados, por los que han pasado, entre otros, actores y cineastas latinoamericanos como el argentino Rodrigo Moreno (Los delincuentes, 2023). Con la primavera cada vez más encima, el CCC es la excusa perfecta para volver a experimentar el cine de manera colectiva, en un ambiente amigable y cómodo. Más información aquí.
—Gabriel Godoi
Oscura pradera, de José Lezama Lima. La Pollera Ediciones, 2024
“No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas”, escribió alguna vez el poeta español José Manuel Caballero Bonald, y la cita no podría ser más precisa para describir las excentricidades verbales del cubano José Lezama Lima, que exploran el reverso enigmático de las cosas. La suya es una obra barroca, una “palabra de difícil sombra” que oscurece a menudo el sentido del poema, pero que ofrece en su exceso momentos de gran belleza lírica. Oscura pradera trae de vuelta a uno de los poetas más singulares en lengua española, famoso por su novela Paradiso (1966), la única que publicó en vida. Para esta antología, el ensayista, crítico y editor literario Vicente Undurraga seleccionó 37 poemas breves —de una obra que supera las mil páginas— que sirven como entrada general a una poesía hermética, que apuesta sobre todo por ampliar las posibilidades del lenguaje. El estilo gongorino y la imaginación desbocada de Lezama Lima plantean un desafío a cualquier lector, pero como expresó en uno de sus ensayos: “Sólo lo difícil es estimulante”.
—José Núñez
Muestra Cine+Video Indígena, en el Museo Chileno de Arte Precolombino
Aunque las salas de cine comercial ofrecen una oferta algo triste para los cinéfilos chilenos, nadie puede decir, a estas alturas, que no hay cómo ver buen cine. A los cuatro festivales internacionales consolidados —Valdivia, Sanfic, Fidocs y Viña del Mar— se suma casi una veintena de certámenes generalistas a lo largo del país, y no solo eso: también más de 70 festivales especializados en algún género o temática, desde música, terror o derechos humanos, hasta diversidad y mujeres. En ese panorama, la Muestra Cine+Video Indígena es uno de los eventos que más ha persistido en el intento por diversificar la cartelera, ofreciendo desde hace 18 años películas que abordan temáticas de pueblos originarios. En esta versión, que comienza el 19 de agosto, se podrán ver más de 70 cintas que exploran las realidades de pueblos como los Mixe, Kolla, Qom o Zapoteca. Varias de ellas, como Raíz, de Franco García (Perú, 2024), Mamá, de Xun Sero (México, 2022) o Hacer orillas luminosas (Paraguay-Argentina, 2023), de Maira Ayala, han sido exhibidas en festivales de prestigio como la Berlinale, el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA) o el Festival de Cine Documental de Buenos Aires. Hasta el 25 de agosto en el Museo Chileno de Arte Precolombino (desde donde itinerará por 9 regiones y 5 países latinoamericanos). Entrada liberada. Más información acá.
—Palabra Pública
Notas de campo, de Hernán Ronsino. Editorial USACH, 2024
Los libros no solo se leen, sino que sirven para mirar el mundo. Notas de campo, del escritor argentino Hernán Ronsino, es un buen ejemplo: se trata de una de esas compilaciones de ensayos en los que un autor cuenta de su infancia, de su pueblo natal o de sus viajes, pero en realidad siempre está hablando de libros. La literatura como uno de esos cascos de realidad aumentada, por así decirlo. Ronsino es autor de novelas como Glaxo (2009) o Lumbre (2013), que ayudaron a perfilar la ruralidad —¿la nueva ruralidad?— argentina de este siglo y aquí lo leemos en una veta distinta y del todo intelectual. Es una suerte de autobiografía lectora o, al menos, una forma de saldar cuentas con autores como Ricardo Piglia, Elias Canetti o Esther Kinsky. De fondo, eso sí, se mantiene siempre fresca la mirada lateral del escritor que mira de lejos y toma notas, precisamente, desde el campo.
—Evelyn Erlij