(Vamos Por Chile) Distrito 16 – Región Del Libertador Gral. Bernardo O’Higgins
Hay muchos sentimientos encontrados estas primeras semanas. Se mezcla la sensación apasionante de participar en un proceso que definirá el futuro de Chile, con ciertas señales que te hacen pensar que esta oportunidad histórica podría des aprovecharse. Creo que la Convención, además de ser una instancia jurídica, es una instancia cultural, donde debemos encontrar entre distintas posturas una forma de relacionarnos políticamente de manera pacífica, equilibrando nuestra diversidad con elementos de identidad en común. Encontrar ese elemento de cohesión social es un factor esencial que aún no veo en una Convención que pareciera discutir gran parte de los temas desde una excesiva lógica identitaria que fragmenta en vez de unir. La nueva Constitución debe ser la casa de todos y no solo de algunos, y la Constituyente debería ser una instancia de reconciliación y no de refundación radical, como a veces se siente: cuando no fuimos capaces de cantar nuestro himno el día de la instalación o cuando se ponen en duda elementos fundamentales como la idea de Nación o el concepto de República.
Avanzando las semanas, también he podido percibir instancias positivas. En las comisiones, en general, se ha dado un buen ambiente de trabajo y de diálogo, en las que se ha podido avanzar y llegar a acuerdos. Desaparece el ánimo declarativo de trinchera que se vive en el Pleno y se puede percibir un mayor espíritu de construcción en común. Tengo la esperanza de que la Convención sea una instancia de diálogo, que marque una nueva forma de hacer política, una política que sea capaz de resolver los problemas de las personas. Por lo mismo, espero aportar cuando se discutan los temas de fondo, porque esa es la única manera de cumplir con el mandato que nos entregó la ciudadanía, para que la promesa de construir “la casa de todos” no sea solamente un eslogan de campaña. Pese a las dificultades, siempre trato de ver el vaso medio lleno de este tiempo accidentado que llevamos en la Convención. Estamos partiendo. Nos estamos conociendo, y también le estamos tomando el pulso a lo que la ciudadanía nos exige.
Algunas veces, cuando hemos debido sesionar algunos sábados por Zoom, me pongo optimista cuando veo que al final de la reunión aparecen a saludar por las cámaras los hijos e hijas de varios convencionales. Esos son los momentos lindos. Pese a nuestras divergencias ideológicas, esos son los momentos en que entro en la convicción de que todos tenemos en común algo importante para no desaprovechar esta oportunidad que nos pone la historia: acá está en juego el Chile en el que crecerán nuestros hijos y, por supuesto, nadie quiere que eso resulte mal.