Los movimientos sociales, el trabajo, la sociedad posindustrial y la modernidad fueron algunos de los intereses de la vasta trayectoria del destacado sociólogo francés, quien falleció el pasado 9 de junio a los 97 años. Formador de decenas de investigadores en Europa y América Latina y muy cercano a Chile, Touraine no solo fue un intelectual involucrado en las luchas de su tiempo, sino que trabajó por aportar a ellas relevando el rol de los individuos como constructores de sus propias vidas y sociedades.
Fotografía: Joel Robine / AFP
Alain Touraine fue, sin lugar a duda, uno de los sociólogos más importantes a nivel internacional formado en la fase posterior a la Segunda Guerra Mundial, y uno de los intelectuales más influyentes en la reflexión y los grandes debates sobre las tendencias y conflictos de la sociedad contemporánea, más allá del campo estrictamente académico. Su obra aborda el carácter que adoptan las sociedades avanzadas y las dependientes, desde los sesenta hasta la época actual. Diversos autores han reconocido su aporte al desarrollo de la sociología europea y latinoamericana a través de sus estudios sobre el fenómeno de la acción, la sociología del trabajo, el análisis sobre los nuevos movimientos sociales, la sociedad posindustrial, la reflexión sobre la modernidad y respecto al devenir de la propia idea de sociedad.
También es conocido su temprano vínculo con nuestro país, tanto en términos de colaboración académica como afectivos, al contraer matrimonio con Adriana Arenas, médica chilena. Desde principios de los años sesenta, Touraine tomó contacto con la Universidad de Chile, a través de su antiguo Instituto de Sociología, el que continuó posteriormente en los noventa con el actual Departamento de Sociología, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales en dicha casa de estudios. En su condición de investigador, llevó a cabo un importante estudio sobre la conciencia obrera de los trabajadores de Lota y Huachipato, el que contó con la colaboración del sociólogo chileno Enzo Faletto. En la Escuela de Sociología, fue profesor de la cátedra de Sociología del trabajo, siendo un promotor de los estudios sobre relaciones industriales en Chile.
De su primera etapa de investigador y docente universitario se desprenden varios trabajos que han dejado una importante impronta en la trayectoria de la sociología de los años sesenta en adelante. Entre los más importantes de aquella época, publicados en español, sobresalen sus libros más teóricos, como Sociología de la acción (Ariel, 1969) y Producción de la sociedad (UNAM, 1995). A diferencia de la construcción de un sistema teórico cerrado al que adscriben los discípulos, como ocurre frecuentemente, en esos trabajos Touraine elabora una perspectiva conceptual y analítica que, iluminando sobre las tendencias más profundas, permita irse adaptando y recreándose al tenor del surgimiento de las nuevas transformaciones, atenta al surgimiento de nuevos conflictos y actores que buscan constituirse como sujetos constructores de su sociedad. Hacia finales de los sesenta, intentando comprender los movimientos sociales como el Mayo del ’68, en el que participó activamente siendo profesor, escribe El movimiento de mayo o el comunismo utópico (Signos, 1970) y un ensayo de gran importancia para la discusión sobre el carácter de la sociedad emergente: La sociedad post-industrial (Ariel, 1971). En esta época, ya existían estudiantes chilenos y latinoamericanos formándose con Touraine como Manuel Antonio Garretón, Francisco Zapata, Gerónimo de Sierra, Sergio Zermeño, Julio Labastida, Graciela Ducantezeller y Denis Sulmont, entre otros.
En los años setenta en Chile, Touraine dedicó un importante trabajo a la experiencia de la Unidad Popular: el diario sociológico Vida y muerte del Chile popular (Siglo XXI Editores, 1974), obra escrita como si fuera un diario de vida de su estadía en el país en los últimos meses de este proceso, describe e interpreta la situación que culmina con el golpe militar de 1973. En los años posteriores, participó en la organización de la acogida a chilenos que partieron al exilio y recibió personalmente a muchos que realizaron estudios en la Escuela de Altos Estudios de París y otras instituciones. Entre quienes hicieron sus estudios de doctorado, y se formaron directamente con Touraine, destacan Fernando Calderón (boliviano, egresado de la Universidad de Chile), Liliana de Riz (argentina, cuya tesis fue sobre la Unidad Popular) y los chilenos Eugenio Tironi, Claudia Serrano, Guillermo Campero, José Auth, Cecilia Montero y Eduardo Valenzuela, por mencionar solo algunos. En paralelo, Touraine participó de los debates que se efectuaron al interior de la izquierda chilena en el exilio y sobre la realidad del resto de los países de la región. A Chile vino en varias ocasiones en los años ochenta, inaugurando en 1984 el Primer Congreso Chileno de Sociología en Santiago.
Uno de sus importantes aportes a la sociología fue su método de investigación denominado “intervención sociológica”, desarrollado principalmente en los ochenta para estudiar movimientos sociales, en que se confrontan los actores involucrados en los conflictos en un mismo espacio de discusión, aplicado en países de Europa, América Latina y en Chile a través del Centro de Investigación (CADIS) que él mismo dirigía y SUR profesionales. Asimismo, desde fines de los años setenta y durante la década siguiente, se volcó al estudio de las sociedades y sistemas políticos en América Latina, de cuya iniciativa surgieron trabajos tales como Las sociedades dependientes (Siglo XXI Editores, 1978), América Latina: Política y sociedad (Espasa Calpe, 1989) y Actores sociales y sistemas políticos en América Latina (PREALC-OIT, 1987). En todas ellos hizo una reflexión sobre la sociedad latinoamericana como elemento indispensable de una teoría sobre la sociedad contemporánea, recogiendo todos los aportes que se habían hecho en la misma región.
En los años noventa, Touraine mantuvo la relación de colaboración que había establecido con nuestro país en las décadas anteriores. En 1996, por iniciativa del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, dirigido en ese entonces por Manuel Antonio Garretón, Touraine recibió el grado de Doctor Honoris Causa de esa casa de estudios. Participó en seminarios y congresos, y se mantuvo siempre en contacto con la Universidad de Chile y las diversas instituciones académicas. Cabe recordar en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe militar en Chile, que a comienzos de la década de 2000 Touraine participó tanto en la organización como en el desarrollo en Santiago del Encuentro Archivos de la Memoria, convocado por el Departamento de Sociología y la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, en conjunto con la Asociación de Investigación y Estudios de los Archivos de América Latina que él mismo presidía (los resultados fueron recogidos en el libro Encuentros con la memoria. Archivos y debates de memoria y futuro [Lom Ediciones, 2004]). En su discurso inaugural, Touraine habló de la memoria del dolor como fundamento del futuro y la democracia.
En los últimos treinta años, su obra, junto con la participación en debates políticos y culturales como la crisis económica y el tema de la laicidad, entre muchos otros, buscó cubrir y dar cuenta de las principales tendencias de transformación de la sociedad contemporánea, destacando sus análisis sobre movimientos sociales y diversidad cultural. Sobresalen en este período ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes (Fondo de Cultura Económica, 2000), uno de sus libros de mayor impacto; ¿Qué es la democracia? (Fondo de Cultura Económica, 1995), sobre la crisis, sentido y perspectivas de la democracia; Crítica de la modernidad (Fondo de Cultura Económica, 1994), sobre la modernidad y las nuevas formas de constitución de los sujetos, donde le dio una importancia central a las mujeres en la construcción de una nueva modernidad y a los derechos humanos; Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy (Planeta, 2005), La mirada social (Planeta, 2009), El mundo de las mujeres (Planeta, 2007), El fin de las sociedades (Fondo de Cultura Económica, 2016) y Defensa de la modernidad (Siglo XXI Editores, 2023), este último considerado por él como su libro más importante.
Tras su muerte, la obra de Touraine seguirá siendo material de consulta obligada para quienes pretendan comprender los fenómenos que han marcado la configuración y el devenir de las sociedades contemporáneas. Asimismo, seguirá siendo reconocido su aporte a la docencia y a la formación de centenares de investigadores de distintas ciencias sociales (en especial sociología, ciencia política y antropología), muchos de los cuales se han desempeñado en las más prestigiosas universidades de Europa, Estados Unidos y de América Latina. Pero, por encima de todo, será recordado y seguirá vigente como un intelectual comprometido con las luchas de su tiempo, como una de las miradas más lúcidas para entenderlas y aportar a ellas desde la perspectiva de cómo los seres humanos se constituyen en los sujetos constructores de sus vidas y de sus sociedades.