Escaño reservado del pueblo atacameño lickanantay – Región de Antofagasta
Si bien llevamos dos meses, siento que ha pasado más tiempo, ya que la carga laboral es fuerte. En esta instancia en donde hemos sido mandatados para escribir la constitución han existido y existen discursos de odio y racismo en contra de las primeras naciones y en especial hacia la machi Francisca Linconao, al nivel de no respetar que se hable en las respectivas lenguas maternas cuando es uno de nuestros derechos humanos poder hacer lo. Y es que, pese a que como personas indígenas conocemos de racismo y discriminación, no esperaba esa actitud tan hostil de gente que se supone ha recibido o recibe la mejor educación privada del país.
Personalmente es una gran responsabilidad que llevo tanto yo como mi equipo de trabajo. No me gusta el término batalla, prefiero decirle desafío. Como, por ejemplo, repre sentar a la gente de mi pueblo atacameño lickanantay, un pueblo que territorialmente es diverso, con zonas rurales en las que no llega bien la señal de teléfono, televisión, internet o radio, pero donde el conocimiento y las tradiciones se ali mentan día a día, por lo tanto, es fundamental trabajar con las comunidades. Ese es uno de los desafíos en el territorio. También son desafíos las discusiones al interior de la Con vención con mis pares constituyentes, para que, entre otras cosas, logremos reconocer a Chile como un Estado Pluri nacional. Hemos trabajado como escaños reservados con nuestras similitudes y diferencias. Creo que esa ha sido la alianza más importante, ya que sabemos lo difícil que será que los poderes hegemónicos de Chile acepten un Estado plurinacional. En general, me llevo bien con mis compañe ros y compañeras de la CC, claramente no con todes tengo una relación de amistad, pero sí de respeto.
Lo más duro ha sido tener menos tiempo con mi familia, principalmente con mi hija, que es un bebé aún. Quiero hacer un buen trabajo para que ella pueda crecer en un país que reconozca sus raíces y no tenga que enfrentar la negación de su ser indígena, y para que la calidad de vida de miles de trabajadores mejore. Otro cambio significativo fue haber renunciado al trabajo que desempeñaba como admi nistrador del relleno sanitario en San Pedro de Atacama y las asesorías que realizaba en materia de medio ambiente a organizaciones y personas.
Los pueblos originarios nunca habíamos sido participes en la escritura de una Constitución. Sin embargo, he percibido que no será fácil concretar esta expectativa, porque hoy con el organismo ya instalado —y habiendo dejado fuera a los pueblos selk’nam y afrodescendiente— se continúa viendo esa resistencia a nuestra participación y al principio de plurinacionalidad. Entre los aspectos positivos están la creación de la Comisión de Participación y Consulta Indígena en la Convención, y haber contado nuestra verdad histórica como pueblo atacameño lickanantay en la voz de Ximena Anza y Edith Parra en la comisión de DDHH y escuchar a los otros pueblos contar la suya y visibilizar su historia viva.