Tras el éxito de la selección chilena y la visibilización del fútbol femenino, las jugadoras pasaron de ser empeñosas e incógnitas trabajadoras y estudiantes que disfrutaban semana a semana jugando a la pelota, a convertirse en verdaderas heroínas y referentes. Fernanda Pinilla, futbolista y científica de la Universidad de Chile, conversó con Palabra Pública por primera vez de su orientación sexual y lo que significa ser mujer lesbiana en Chile.
Por Bárbara Barrera Morales | Fotografías: Felipe Poga
La alarma de Fernanda Pinilla suena a las 7:30 am tres días a la semana. Se levanta, toma desayuno y sale camino a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile a trabajar con su profesor del doctorado en Física. A las dos horas toma un segundo desayuno más potente, como parte de su estricto régimen alimenticio y de las seis comidas diarias que debe consumir una deportista de alto rendimiento. Otros dos días se despierta a las 6:00 am, entrena en el gimnasio de la Universidad y a eso de las diez de la mañana retoma su vida en la Facultad.
De lunes a miércoles en la tarde entrena por la Selección y de jueves a viernes por el Club Universidad de Chile. Cuando sus ajetreados tiempos coinciden, incluso juega por la selección de la Casa de Bello. Llega a su casa alrededor de las 22:00 horas, exhausta. Los fines de semana juega partidos por el club, pero intenta reservar sábados o domingos para distraerse yendo al cine, al teatro o a comer con su pareja.
Fernanda Pinilla Roa (24) es seleccionada nacional de fútbol, doctoranda en Física de la Universidad de Chile, mujer y lesbiana. Sentada en la Facultad de Artes de la Casa de Bello hace un recuento y asegura que siempre supo que le gustaban las mujeres, sin embargo, lo mantuvo en secreto por muchos años. Nunca sintió atracción por ningún hombre, aunque lo intentó: la presión y condena social por ser lesbiana en Chile llevaron a Fernanda a cuestionarse si su gusto por las mujeres era algo normal e incluso si debía alejarse de uno de sus grandes amores: el fútbol
¿Pensaste en algún momento que estaba mal ser lesbiana?
-Cuando era chica sí, pensé que estaba mal, que estaba pésimo lo que estaba haciendo pero por las cosas que me decían mis papás, por las cosas que veía en el día a día, que está heteronormado. Afortunadamente, no fue un período tan largo, no fue algo que yo recuerde como un episodio tan tormentoso en mi vida, pero sí lo pensé y sí me cuestioné muchas cosas. Nunca mi existencia, pero sí que yo estaba haciendo algo mal, que tal vez tenía que alejarme un poco del fútbol, que tal vez era el fútbol el responsable.
Fernanda tenía 15 años cuando estuvo por primera vez con una mujer, también futbolista. Al igual que la mayoría de las personas que inician relaciones homosexuales, sus padres se toparon con la noticia de imprevisto. La seleccionada recuerda que fue traumático, “algo que no era lo que tenía que ser, que estaba actuando mal, todo lo que piensan los papás y fue algo que yo resguardé bastante. Tuve que fingir que ya no pasaba nada y aguantarme eso durante cinco, seis años. Todo mi otro círculo lejano sabía, amigos, amigas, pero no mi familia”.
Estando en tercer año de su licenciatura en Ciencias mención en Física, decidió de una vez por todas hablar con su familia. “Soy lesbiana, me gustan las mujeres, en este momento estoy soltera pero esa es la realidad”, les dijo, y ante la sorpresa de Fernanda sus padres le respondieron que ya lo sabían.
Tras el episodio con su ex pareja, en su casa no se volvió a hablar del tema en cinco años. Fernanda cuenta que en algún momento sus papás se relajaron y aprendieron. “Ya es algo muy natural y afortunadamente si en algún momento llegué a pensar que mi familia me dio la espalda, que estaban siendo injustos y me pude haber sentido mal, creo que por toda la educación que ellos recibieron y también por la que recibí yo, es entendible. Es muy entendible, no los culpo por nada y hoy me siento muy agradecida de tener los papás que tengo. Que se hayan dado cuenta, tener el poder de haberlos reeducado y que ellos lo reconozcan es algo que te engrandece”, explica.
Durante la marcha del Día del Orgullo Gay subiste a tus redes sociales una foto junto a tu pareja, ¿fue una forma de declarar públicamente tu orientación sexual?
-Lo escribí como dedicatoria a mi pareja, luego me di cuenta de todo el impacto que generó porque mucha gente me escribió, lo compartió, le dio like. Ahí pensé lo que hacen unas simples palabras.
Hoy eres una referente para muchos niños y niñas, ¿es una responsabilidad para ti?
-Siento una responsabilidad súper bonita con los niños y las niñas, de la imagen que una tiene que proyectar porque se me han acercado un millón de niños y niñas. Siento que la imagen que hoy día puedo proyectar es netamente de cumplir los sueños que uno se propone, de cumplir las cosas y de hacer las cosas que a uno le gustan. Y todo lo demás que viene conmigo, todo lo demás que lleva Fernanda Pinilla de que es lesbiana, es feminista, estudia Física, son cosas que vienen incluidas en este pack.
¿Te da miedo que declararte públicamente como lesbiana afecte tu imagen?
-Sí, lo he pensado bastante, pero la verdad es que no me da miedo. Siento que no daña nada mi imagen que yo haga esas cosas. Si por ejemplo subiera alguna foto tomándome una chela siento que dañaría mucho más mi imagen de deportista. Una puede pensar que no te van a invitar a eventos sociales, canales televisivos, empresas donde necesiten figuras públicas, pero poco me importa eso. Me importa tanto más poder expresarme tranquila, así como he subido más de algún comentario en Twitter o algo por el estilo, no que eso sea un miedo, que me frene. Pero sí he pensado ¡chuta!, tal vez para el niño que soy referente, su mamá ve esto y le diga: ya no te puede gustar esta niña. Pero en algún momento ese niño va a crecer y va a tener que pensar por sí solo, y es ahí, en esas cosas, donde uno va a saber si hizo bien la pega o no.
¿Cómo fue tu experiencia estudiando en la Universidad de Chile en relación a tu orientación sexual?
-Con los años que llevo en la universidad he construido un pensamiento del estudiante de la Chile. Encuentro que tenemos un rol social súper grande y que no podemos estar ajenos a todo lo que ocurre en el país. Acá se nos va haciendo una construcción de lo que pasa en el país en todos los ámbitos y te sientes con la responsabilidad de transmitirle a la gente que pueden hacer lo que quieran, que pueden expresarse como quieran, que son libres de las decisiones que toman. Yo atribuyo mucho del hecho de poder “enfrentar a mis padres” a haber estado estudiando acá. Probablemente, si hubiese estado estudiando en alguna otra universidad no hubiese tenido esa llegada tan fácil a mis papás, de sentir que es algo tan simple. Ahora yo lo analizo y es algo tan simple, pero cuando creces en una burbuja, en normas, te adecúas, naturalizas esas cosas. Entonces yo atribuyo bastante el haber estado estudiando en la Chile, en Gómez Millas, con haber tenido ese carácter de decir las cosas y que no me importe.
“Es riesgoso vivir en Chile siendo minoría»
Desde el 2015, en Chile se conmemora cada 9 de julio el Día de la Visibilidad Lésbica, en memoria de la fundación de la primera organización de mujeres lesbianas en el país: “Ayuquelén” – sentirse bien con una misma –, nacida en 1984 luego del crimen de odio lésbico contra la artista Mónica Briones. La Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio es una de las organizaciones de mujeres lesbianas y bisexuales que dan vida a la Semana de la Visibilidad Lésbica y son de las principales activistas por los derechos humanos de mujeres lesbianas y bisexuales.
En ese contexto, este año lanzaron el primer apronte de la encuesta “Ser Lesbiana en Chile”, la primera en su tipo, que revela datos inéditos sobre la población de mujeres homosexuales en nuestro país. Entre otras cifras, la publicación reveló que más del 75 por ciento de las mujeres encuestadas ha sido acosada por su orientación sexual y que sobre un 80 por ciento se considera feminista.
¿Te has sentido discriminada por ser lesbiana?
-Nunca he tenido un trauma de alguien que me haya agredido verbal o físicamente, nunca lo he tenido, incluso estando con mi pareja. Nosotras si salimos no andamos de la mano en todos los lugares y no andamos dándonos besos en todas partes, pero tampoco nos privamos de eso. Nunca me ha tocado un hecho en el que alguien me mira mal o no me permitan hacer algo por ser lesbiana. Pero sí me siento discriminada por el país en el que vivimos. Yo no me puedo casar, no puedo adoptar, no puedo tener hijos simplemente. No están los resguardos para que se pueda generar una pareja, una familia homosexual.
Últimamente han resonado casos de violencia como lo que le ocurrió a Nicole Saavedra, asesinada por su orientación sexual, ¿crees que las lesbianas viven con miedo?
– Chile en muchos aspectos sociales es súper agresivo, mientras no escapemos de la norma se puede vivir tranquilo. Yo trato de no tener temor para no privarme de hacer mis cosas, pero al final la realidad es lo que tú mencionas. Eso es lo que pasó acá y ahora, en el siglo XXI. Culturalmente, estamos en deuda con mucha gente, es difícil vivir en Chile siendo minoría. No he sufrido ningún trauma directo de agresión verbal o física, pero aún así yo igual me tengo que cuidar de no decir, o sea tampoco un heterosexual anda diciendo “soy heterosexual” por el mundo, pero me tengo que estar cuidando de ciertas autoridades, que no sepan que soy homosexual; tal vez acá mismo en la Universidad con profesores que trabajé, para postular a becas, a fondos, vaya a saber uno de qué forma u otra va a influir. Ante autoridades en el fútbol… sí tengo que ser cuidadosa en ese sentido.
¿Crees que el país no se hace cargo de prevenir y educar contra la violencia?
-Me molesta de Chile que siempre tenemos que estar esperando tragedias para poder actuar. La Ley Zamudio, Ley Cholito, Ley Sofía, son leyes que a mí no me enorgullecen en nada de que se estén tratando porque no deberían estarse tratando ahora. Lo mismo que pasó ahora con Nicole Saavedra, tienen que pasar tragedias gigantescas para que podamos recapacitar de las cosas que estamos haciendo. Tal vez no nos damos cuenta de que hay personas que no se pueden catalogar o que no se consideran homofóbicas pero sí generan señales de que el homosexual está mal y estas cosas van escalando, van escalando y esta sociedad misma es la que construye a una persona homofóbica que es capaz de matar a una mujer por ser lesbiana. Porque vamos naturalizando cosas. Sí es riesgoso vivir en Chile y creo que nos falta una eternidad para poder cambiar la mentalidad en varios ámbitos. El movimiento feminista que se está llevando a cabo se relaciona con esto, pero aún así ser mujer en Chile es difícil y ser lesbiana es peor.