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Un nuevo polo cultural para Santiago

Los nuevos proyectos de infraestructura académica y cultural VM20 y VM39 albergarán, entre otras unidades y organismos de la Universidad de Chile, al Centro de Extensión Artística y Cultural Domingo Santa Cruz, CEAC, que contará con un espacio propio que dignificará la labor de sus artistas y trabajadores y le permitirá consolidar y ampliar su labor. Su ubicación estratégica, a pasos de Plaza Italia, conecta y refuerza la presencia de la Universidad en el punto más relevante de Santiago, donde convive la actividad urbana con los movimientos sociales, el arte, la cultura y la academia.

Por Ana Rodríguez

Francisco Brugnoli, Director del Museo de Arte Contemporáneo

Existen puntos que reciben el nombre de plazas, pero que no han sido diseñados como esos lugares de árboles, fuentes y pérgolas para el encuentro; sin embargo, concitan las mayores convocatorias y constituyen a su vez puntos de referencia citadinos, generando en su alrededor diversos establecimientos que vienen a cumplir y a favorecer aún más este imprevisto. Se trata de sectores extendidos y de horizonte muy amplio, siendo este el caso de nuestra Plaza Italia, que porfiadamente insiste en conservar su nombre original. Donde en este caso sus monumentos no resultan la razón de masivas concentraciones, sino más bien de convocatorias facilitadas por el punto de encuentro del eje principal este-oeste, Alameda y norte sur Vicuña Mackenna, reforzados por la estación de metro, combinación también de las líneas que corren por esos ejes y se abren radialmente a otras direcciones.

Miles de personas diariamente realizan ahí su ritual de ir y venir. Además, llegar después de transitar por avenidas saturadas de vehículos, con veredas estrechas que dificultan nuestras prisas, o de haber estado casi obscenamente apretujados en el metro, a un espacio de gran apertura que entrega la mirada hacia un cielo libre y el verde de un gran cerro, más el encuentro de cuatro parques y el fluir del río, que siempre invoca lo transitorio como alivio a todo apremio, resulta un desahogo que nos permite habitar, haciendo lugar en un no lugar.

Justamente allí la imaginación previsora de un arquitecto sitúa un teatro, en la base y centro de los entonces imponentes Edificios Turri, el teatro en sí mismo o el cine, primer destino de esa construcción, se ofrece como un otro espacio abierto, como ese lugar de empatía inquietante, ofreciendo con sus inesperadas posibilidades un desafío a nuestra cotidianidad y provocando nuevas necesidades.

Previsión inexplicablemente sin acogida en su continuidad hasta los años ‘60, dada la convergencia entre la Corporación de Mejoramiento Urbano, CORMU, y su programa de transformaciones urbanas. Y simultáneamente la Universidad en su proceso de Reforma, que pensó en cuatro sedes para Santiago, siendo una la Sede Norte que, incluyendo además del Campus de la Salud, a cuatro facultades: Arquitectura y Urbanismo, Bellas Artes, Música y Artes de la Representación y Filosofía; y el traslado de la Facultad de Derecho a un campus con Economía y Ciencias Sociales, transformando el edificio de Derecho en un Centro de Extensión y asignando un sitio para el Museo de Arte Contemporáneo en el Parque de la Remodelación San Borja, única oportunidad concreta que tuvo el MAC de contar con un edificio especialmente apto para sus complejas funciones.

La Universidad no se instalará en ese sector hasta la creación de su Centro de Extensión, CEAC, en los años ‘90, años además en los que en la Dirección de Arquitectura se piensa, con mi participación, un Campus de las Artes, como parte del Campus Andrés Bello, para la actual Facultad de Artes en su conjunto. Otro sueño que no alcanzó a quedar ni siquiera en borrador. Pero, como el anterior, señala la comprensión de la ubicación estratégica del sector y la importancia que tiene para nuestra Universidad estar presente en el eje urbano más vital de la ciudad capital.

Sin embargo, universidades de carácter privado sí han reconocido la relevancia de Plaza Italia en su destino cultural, instalando allí escuelas de arquitectura, arte y diseño. Pero además se ha edificado, a inicios de los ‘70, el edificio dedicado a la Conferencia UNCTAD, cuyo destino final debería ser un centro cultural como lo es hoy día. Y se agregan al sector la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, el Centro de Extensión de la Universidad Cató- lica, el Museo de Artes Visuales, MAVI, y más recientemente el Museo Violeta Parra. Todo muy próximo ya al Museo Nacional de Bellas Artes y desde 1974 al MAC. Todo esto además generando a su vez un contexto de galerías de arte, librerías, disquerías, tiendas de diseño, etc.

Por nuestra parte resulta interesante pensar que el sentido de la ocupación actual del ex Cine Baquedano por el CEAC, se reitera con el actual destino del edificio de Vicuña Mackenna 20, el que antes concitó el proyecto de construir allí un edificio para el Instituto Nacional de Asuntos Públicos, INAP, el que incluiría además una gran auditorio apto para conciertos, un amplia sala para exposiciones del MAC y una librería. Todo felizmente hoy día transformado en un gran proyecto para las actividades del CEAC, con una sala de conciertos que supere las deficiencias acústicas del teatro Baquedano y otras instalaciones dedicadas al Ballet Nacional Chileno, BANCH. Proyecto además que viene a sumarse el acuerdo con la embajada de Argentina para el sitio de Vicuña Mackenna 39, destinado originalmente para el Centro Cultural Mercedes Sosa, que habría enfrentado al ya existente Museo Violeta Parra, pero que ahora se transformará en un centro de creación y extensión de vocación latinoamericanista para actividades de arte, conservando sí un espacio un simbólico en memoria de la gran cantautora argentina.

Sin duda todo lo anterior señala un poblamiento cultural teniendo a Plaza Italia como su punto convergente, lo que nuevamente nos lleva a observar la planimetría de la ciudad ahora en su devenir histórico. La fundación de Santiago se realiza entre los dos brazos del Río Mapocho, con la figura de un trapecio, limitado por la actual Av. José M. de la Barra, no ocupándose la cúspide triangular con vértice en la apertura de los brazos del río, el que no se configuraría plenamente hasta la canalización de río y la creación del Parque Forestal. No podemos evitar entonces vincular este desarrollo como una atracción magnética de ese vértice, justo en Plaza Italia, influyendo en un nuevo sector urbano que se proyecta desde Palacio de Bellas Artes, base de este triángulo, hacia él, otorgando un especial sentido a todo el trazado de la capital convertido ahora en un triángulo mayor.

Todo lo anterior nos obliga a dirigir la mirada a nuestra historia como Universidad y hacía la circunstancia política de la actividad cultural del país. En el primer caso desde luego citar la necesaria integración de conocimientos; esto es un rol fundamental de las artes, sin las cuales el sentido de la Universidad estaría incompleto, propuesto ya por Andrés Bello. Pero muy especialmente la creación para el país de su primera institucionalidad cultural por la Universidad, asumiendo la relevancia del rol de las artes como ampliador de imaginarios bajo la rectoría de Juvenal Hernández, quien contó, de manera muy relevante para el cumplimiento de esta tarea, con la colaboración fundamental de Amanda Labarca. Un período en que se fundan nuestros museos, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Teatro Experimental, el Ballet Nacional, etc. Pero además posteriormente el período de la Reforma Universitaria, donde se amplía el concepto de extensión asentado fundamentalmente en la difusión, para llevarlo a la necesaria interactividad con la sociedad civil, a la que no se podría considerar meramente como pasiva receptora, y de esa manera tener la Universidad un rol activo en las necesarias transformaciones culturales transformándose ella misma. Pensamiento indudablemente clausurado durante la intervención de la Universidad por la dictadura.

Respecto a la relevancia hoy día, el que hemos descrito como el triángulo cultural de la ciudad y su importante poblamiento por la Universidad de Chile, que significa un redimensionamiento del proyecto iniciado por Juvenal Hernández, es preciso considerar, dada su trascendencia cultural, su diferencia con el reciente Ministerio de la Cultura, que pone fin a la idea del re afirmamiento de un Consejo de la Cultura de carácter autónomo, lo que significa, dada su dimensión y extensión nacional, una estructura de enorme poder, que en su sentido más desnudo es una agencia de cumplimiento de un programa de gobierno, requirente de la natural prisa para el cumplimiento de sus objetivos y esto en un país políticamente sísmico. Entonces una Universidad donde todas las ideas y creencias tienen espacio, está hoy día exigida a cumplir un rol muy significativo.

Así, la ampliación de CEAC, más Vicuña Mackenna 39, sumados a las ya existentes instalaciones nuestras en ese particular sector de la ciudad, donde circulan miles de personas diariamente y donde aún muchos más se reúnen a expresar deseos de reconocimiento a sus reclamos o a celebrar éxitos electorales o deportivos, constituyendo un centro de gran vitalidad ciudadana, tiene hoy la posibilidad de constituirse en el gran referente cultural independiente del país. Al menos es nuestro deseo de sentido a los anuncios al respecto que nos hace hoy nuestro Rector.


Diego Matte, Director Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile

La plaza Baquedano se ha constituido como un punto de encuentro emblemático de nuestra ciudad. Como ningún otro, en este espacio convergen quienes desean expresarse con objetivos tan disímiles como diversos. De hecho, no resulta tan atrevido afirmar que Plaza Italia es el espacio público que ha canalizado y proyectado movimientos ciudadanos que han impulsado la conquista de nuevos derechos e instalado demandas progresistas en la agenda pública.

En este sector transita un considerable flujo de estudiantes, académicos y funcionarios vinculados a las distintas disciplinas que se cultivan en a Universidad. Desde Pio Nono con la Facultad de Derecho, el Teatro Universidad de Chile en Plaza Italia, la Fech en calle Periodista José Carrasco Tapia, la Facultad de Economía y Negocios, junto a la de Arquitectura y Urbanismo, las oficinas de servicios centrales y vicerrectorías de la Universidad conforman un conjunto que ha ido configurando un eje universitario de relevancia.

De la misma forma, se encuentran emblemáticos espacios para la cultura y el patrimonio. El Museo Benjamín Vicuña Mackenna, la casa de las gárgolas del Consejo de Monumentos Nacionales, el Museo Violeta Parra, la casa de la Sociedad de Escritores Chilenos SECH; academias de canto, danza, el Instituto Pro Jazz, hostales, cafés y notables picadas como la Fuente Alemana.

Y pese a las apariencias dadas por sus calles estrechas y no muy iluminadas, el entorno y sector de Plaza Italia se perfila como un barrio pujante, lleno de vida, frecuentado por artistas e intelectuales que circulan profusamente. En ese mismo sentido, la Universidad de Chile impulsa una renovación profunda que cambiará no sólo el aspecto de este sector sino que de toda la ciudad de Santiago.

A la consolidación del Teatro Universidad de Chile gracias a su reciente adquisición y el nuevo edificio ubicado en Avda. Vicuña Mackenna 20 se suma la proyección de un espacio igual de emblematico en Vicuña Mackenna 39, junto al Museo Violeta Parra. El proyecto denominado V20 aportará al sector la primera sala de conciertos para música sinfónica del país, con un diseño y acústica a medida para la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, incluyendo una completa infraestructura para los conjuntos nacionales, como amplias y múltiples salas de ensayo, camarines, bodegas, servicios, etc.

Por su lado, el antiguo Teatro Baquedano será casa del Ballet Nacional Chileno y de una diversidad de expresiones artísticas. Junto a ellos veremos la llegada de académicos, estudiantes y funcionarios que vendrán a enriquecer la vida cultural y universitaria con la instalación de unidades académicas en parte del nuevo edificio.

Sin duda, el futuro de Plaza Italia y de este tramo de Av. Vicuña Mackenna no será el mismo gracias a la llegada de estas inversiones en infraestructura ligada a las artes y la academia. La Universidad de Chile, consecuente con su misión y vocación de desarrollo para el país, pondrá a disposición de la gran comunidad el acceso a contenidos culturales de excelencia. Asimismo, quisiéramos soñar que la gran explanada de la Avenida Vicuña Mackenna al llegar a la Alameda pueda convertirse en un hermoso boulevard peatonal que permita un mejor uso del espacio, con ingreso exclusivo de transporte público. En honor a quien fue bautizada la avenida que en algún momento marcó el límite de la ciudad, esperamos que se pueda abrir este gran espacio de forma decidida a la comunidad y así develar la verdadera vocación ciudadana de este espacio, que podría ser la gran puerta de entrada a nuestra Alameda de las Delicias.