Resolver un conflicto o iniciarlo, dar una pelea o evitarla, quejarse públicamente o en privado. Como quien dice algo por el solo placer de desdecirse, el autor de este texto explora el absurdo de nuestras contradicciones, la tensión entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Por Felipe Cussen | Imagen principal: El cisne amenazado (c 1650), de Jan Asselijn. Crédito: Rijks Museum
No me gusta el conflicto. Me pongo mal. Me pongo nervioso si veo a dos personas discutiendo. Intento arbitrar. Intento que se pongan de acuerdo. Intento que ambos encuentren un punto medio. Le doy la razón a ambos. Si bien es cierto, no es menos cierto. No me resulta. Después le encuentro la razón a ambos por separado. Estoy de acuerdo con que tienen que discutir. Valoro su capacidad de discutir. Valoro que asuman los conflictos. Yo no soy conflictivo. Hay personas más conflictivas que yo. Hay personas menos conflictivas que yo. Me gusta el conflicto. Valoro el conflicto. Un buen conflicto puede ser provechoso. Debería ser más conflictivo. Debería discutir más. Debería decir directamente lo que pienso. No siempre digo lo que pienso. Prefiero decir lo que pienso por escrito que a la cara. Tengo más tiempo para arrepentirme. Escribo un correo, lo envío, alcanzo a arrepentirme y no lo envío. Queda archivado. Queda archivado todo lo que pienso. Se acumula todo lo que pienso y no digo. Si dijera lo que pienso a la cara me arrepentiría. No podría echar pie atrás. No digo lo que pienso a la cara. Yo no soy asertivo. La asertividad está sobrevalorada. No hay que decir siempre lo que uno piensa. Lo que uno piensa puede hacer daño. No vale la pena decir lo que uno piensa si hace daño. Tampoco todo lo que uno piensa es valioso. A veces uno piensa lo que piensa porque está mal informado. Pero igual lo piensa. Uno piensa lo que quiere pensar. Uno piensa lo que quiere pensar porque quiere pelear. Yo no quiero pelear. No me gusta pelear. Yo no soy peleador. Trato de evitar lo más posible una pelea. Si veo a dos personas a punto de pelear intento interponerme. Incluso aunque corra riesgo intento interponerme. Yo no soy valiente. Solo sería valiente para evitar una pelea. No sé si sería suficientemente valiente para dar una pelea. Aunque valiera la pena. No siempre vale la pena pelear. Hay que saber qué peleas dar. Hay peleas que debería haber dado. Me ha faltado pelear más. Prefiero quedarme callado en vez de pelear. Prefiero alejarme en vez de pelear. Prefiero esperar en vez de pelear. Solo peleo en mi cabeza. Todo está en mi cabeza. Ahí están los conflictos. Hay conflictos que se resuelven. Hay conflictos que no se resuelven. Me enfoco más en los conflictos que no se resuelven que en los que se resuelven. Los conflictos no se resuelven solos. Me gustan más los conflictos que no se resuelven porque puedo seguir peleando. A veces los conflictos se resuelven, pero sigo peleando. Quedo con ganas de seguir peleando. Sigo peleando, pero por escrito. Escribo cartas a los diarios. Escribo cartas a los diarios para quejarme. Me publican las cartas en los diarios. Esas cartas se comparten. Me felicitan por quejarme. Me satisface que me feliciten. Me satisface llamar la atención. Me satisface llamar la atención aunque solo sea por quejarme. De tanto quejarme, de tanto que otros compartan mis quejas, quedo satisfecho. Si estoy satisfecho no debería quejarme. No me gusta quejarme. No corresponde. Me parece de mal gusto. No tengo de qué quejarme. Otras personas tienen de qué quejarse. Otras personas tienen mucho más derecho a quejarse que yo. Me sumo a sus quejas. Juntos nos quejamos mejor. Nos quejamos de que es fin de año. Nos quejamos de que es comienzo de año. Es mala esta época del año. Es complicada esta época del año. Son complicados los días lunes. Son complicados los días viernes. Gracias por venir en este día tan complicado. En este día tan complicado estoy cansado. Me quejo porque estoy cansado. Me quejo por tener que hacer muchas cosas. Quién me manda a hacer tantas cosas. Me preguntan si me mandaron a hacer tantas cosas o yo mismo me mandé. Yo mismo me mandé. Entonces no te puedes quejar. No me puedo quejar. Hay personas que se quejan más que yo. Hay personas que se quejan menos que yo. No me gusta la gente que se queja. Para qué quejarse si no va a ocurrir nada. Para qué quejarse si lo que a mí me importa no le importa a nadie más. A quién podría importarle. Me quejo en privado. Pero también me quejo en público. Critico a algunas personas en público. Después de que las critico, me arrepiento. No critico a personas que conozco. Critico a personas que no conozco. Pero después las he conocido y me han caído bien. Como me han caído bien, no me he atrevido a decirles que las había criticado. O quizás no me han caído bien, pero las he conocido mejor y las comprendo. Me arrepiento de haberlas criticado. No hay que criticar todo. No me gusta criticar todo. No me gusta quejarme por todo. No me gusta la gente que se queja por todo. Pienso mal de la gente que se queja por todo. Me quejo por todo. Me quejo porque estoy estresado. Estoy estresado porque tengo los niveles de cortisol altos. Estudio sobre el cortisol. Leo todo sobre el cortisol. Me convierto en un experto en cortisol. Me estreso por mi alto nivel de cortisol. Los estudios advierten que para bajar el nivel de cortisol no debo estresarme. Me estreso más. Creo que si descargo mi estrés bajará mi nivel de cortisol. Me descargo con los demás. Me descargo con el taxi que dice libre cuando no está libre. Me descargo con el taxista que no tiene vuelto. Es su deber, no es mi deber. Pienso mal del taxista. Pienso que no tiene vuelto porque no quiere. No me gusta pensar mal de la gente. Pienso mal de la gente que se queja con los taxistas. Pienso mal de la gente que se queja en los restoranes. No me gusta la gente que se queja en los restoranes. A veces me quejo en los restoranes, pero trato de evitarlo. Pienso en la persona que me atiende, que debe estar aburrida con toda la gente que se queja. Pienso que yo haría todo mucho peor que la persona que me atiende. Pero a veces igual me quejo. Me quejo cuando no funciona internet. Llamo al servicio al cliente para quejarme. Cuando suena la música de espera suben mis niveles de cortisol. Cuando me derivan a otro ejecutivo suben mis niveles de cortisol. Cuando me dicen una vez más lo que ya sé suben mis niveles de cortisol. Cuando suben mis niveles de cortisol al máximo emerge el patrón de fundo que llevo adentro. Me quejo como patrón de fundo, actúo como patrón de fundo, hablo como patrón de fundo. Usted no sabe con quién está hablando. Nunca he dicho eso, pero he estado a punto de decirlo. Yo tampoco sé quién está hablando. Yo tampoco sé quién soy cuando estoy a punto de decirlo. No me gusta no saber quién soy. Quisiera saber quién soy. Quisiera saber si estoy a gusto o no estoy a gusto. Quisiera saber por qué me gusta lo que me gusta y no me gusta lo que no me gusta. Quisiera saber por qué tengo que decir todo el rato si algo me gusta o no me gusta. Me gusta. No me gusta. Me gusta. No me gusta. Me gusta. No me gusta.