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Una vida en común

«Llevar a un primer plano la normalidad nos permite, por un lado, seguir explorando el concepto de lo humano, que engloba a los números temáticos de este año. Por otro, nos abre múltiples caminos. Nos lleva a entender lo normal como una construcción que depende de un contexto específico, pero también a derribar prejuicios y a poner en valor la diversidad y la inclusión», escribe Pilar Barba, directora de Palabra Pública, en su editorial del número 32.

Por Pilar Barba 

En 2005, frente a una audiencia de estudiantes del Kenyon College, el escritor estadounidense David Foster Wallace contó una parábola: “Dos peces se cruzan con un anciano de su especie, que los saluda alegremente: ‘Buenos días, muchachos. ¿Qué tal está el agua?’. Y los dos pececillos siguen nadando un rato, hasta que uno mira al otro y le pregunta: ‘¿Qué demonios es el agua?”. Esta historia, citada por el médico canadiense Gabor Maté en su libro El mito de la normalidad (2023), ejemplifica el tema que quisimos abordar en este número de Palabra Pública: el problema de lo “normal”, de aquello a lo que nos hemos acostumbrado tanto que dejamos de verlo. Tal como nos lo recuerda Foster Wallace, las realidades más obvias y cotidianas son muchas veces “aquellas que piden a gritos nuestro escrutinio”.

Llevar a un primer plano la normalidad nos permite, por un lado, seguir explorando el concepto de lo humano, que engloba a los números temáticos de este año. Por otro, nos abre múltiples caminos. Nos lleva a entender lo normal como una construcción que depende de un contexto específico, pero también a derribar prejuicios y a poner en valor la diversidad y la inclusión, un aspecto que quisimos explorar también a través de la ilustración de portada, a cargo de Carola Josefa.

“El término ‘identidad’ se usa hoy, en singular, como arma contra el mestizaje (…). A este ritmo, llegaremos a un conjunto de un solo miembro: el propietario de sus huellas dactilares”, nos recuerda el historiador italiano Carlo Ginzburg en estas páginas, y es precisamente contra esa atomización que ideamos este número: reflexionar en torno a lo estándar, lo mayoritario o lo que constituye la media permite ver qué o a quiénes dejamos fuera, y, a su vez, pensar cómo podemos construir una vida en común. En ese sentido, la naturaleza, con su diversidad y riqueza, es quizá el mejor ejemplo: “En biología, el concepto de normalidad es bastante ajeno, ya que el mundo natural está en constante cambio. Dentro de una especie ningún individuo es igual a otro, por lo que es imposible definir cuál es el ‘normal’”, nos recuerda Miguel Allende en esta edición.

También quisimos preguntarnos por la forma en que nos acostumbramos a aceptar como verdades absolutas paradigmas que nosotros mismos, los seres humanos, hemos creado. Un ejemplo de esto lo da Marcela Gaete, directora del Departamento de Estudios Pedagógicos de la U. de Chile, quien escribe sobre cómo en los colegios tradicionales se ha naturalizado un modelo de enseñanza que, en pos de la igualdad, ha implementado fuertes mecanismos para suprimir las diferencias. De la misma forma, Jack Halberstam, uno de los teóricos más relevantes de los estudios de género, cuenta en esta edición cómo hubiera cambiado su vida —y la de miles de personas— si durante su adolescencia, en los años 70, se hubiera considerado “normal” cuestionarse los roles de género, tal como lo es hoy.

Otro aspecto que consideramos fue la forma en que se instalan ciertas costumbres o conductas que, muchas veces, contribuyen a lo que Gabor Maté llama “una cultura tóxica”, cimentada en estructuras sociales o sistemas de creencias que es urgente revisar. En esta senda, la académica Lorena Pérez Roa aborda la cotidianeidad de un fenómeno que se ha normalizado en Chile: el endeudamiento, una experiencia que vive el 57,4% de los hogares del país; mientras que el escritor inglés Neil Davidson nos hace ver cómo se ha naturalizado el clasismo en el habla chilena. Asimismo, a través del reportaje Las píldoras de la felicidad indagamos en la manera en que se ha hecho habitual medicalizarse para enfrentar el malestar emocional cotidiano, un fenómeno que algunos especialistas han llamado “la gran epidemia del siglo XXI”.

El paso de la artista Hija de Perra por la U. de Chile y el actual interés que generan sus ponencias en los espacios académicos —y que se detallan en el texto Diatribas de una monstrua— son una prueba de que la universidad puede ser un lugar que cuestione constantemente sus propios límites y definiciones, y, de paso, los de la sociedad en su totalidad. Esa es también nuestra misión como revista universitaria: cuestionar lo que damos por sentado y fomentar el pensamiento crítico.